Un soltero de ‘First Dates’ sube los calores a su cita con una sorprendente confesión: "Tengo una lengua mecánica de 16 velocidades"

Un soltero de ‘First Dates’ sube los calores a su cita con una sorprendente confesión: "Tengo una lengua mecánica de 16 velocidades"
La cita de Fabio y Elena en 'First Dates'. cuatro.com
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Fabio, un cocinero y DJ italiano de 45 años, regresa a 'First Dates' por segunda vez para probar suerte después de una primera experiencia en el programa que no salió nada bien. Al soltero le apetece conocer a una persona especial que no le haga sentirse como "un juguete sexual". Asegura que lo que más le atrae de una mujer es la inteligencia. Su cita es Elena, de 49 años y piche de cocina.

La primera impresión de ambos al verse ha sido muy buena. Y es que para Fabio las mujeres de pelo negro y largo como Elena son su debilidad. A ella también le ha encantado el físico de Fabio, sin embargo, cuando ha comenzado la cita ha sentido que el soltero estaba hablando demasiado: "Habla muchísimo y a mi no me deja hablar", aseguraba.

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Tanto Elena como Fabio tienen un montón de tatuajes y al explicarse mutuamente los significados de estos, el soltero ha mostrado su lado más vulnerable al compartir su dura historia: sus padres y su hermano se murieron en un periodo corto de tiempo entre una muerte y otra. Este lado del italiano sorprendía a Elena: "No parece sensible, pero lo es".

La reacción de Elena a la confesión sexual de Fabio

El tono de la conversación de la cita cambiaba drásticamente, cuando el soltero hablaba sobre su profesión como DJ y le confesaba a su cita el significado detrás de su nombre artístico, Satisfabio. "Me llamó así porque soy mejor que el satisfayer, tengo más velocidades y siempre estoy cargado", explicaba Fabio a una Elena que comenzaba a sonrojarse.

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Fabio continuaba hablando sobre cómo era en la cama y con cada una de sus declaraciones sorprendía aún más a Elena: "Busco el placer de la mujer antes que el mío. Tengo una lengua mecánica con 16 velocidades. Es muy eficaz". Al escuchar estas palabras de su cita, la soltera admitía que le estaba entrando calor y explicaba que hablar de sexo es algo que siempre le ha dado vergüenza.

A raíz de esta conversación, la química entre los solteros no paraba de crecer. Tanto es así que ambos aceptaban ir a una sala más íntima y terminaban comiéndose a besos. En el momento de la decisión final, ambos se fundían en un apasionado beso con el que aceptaban volver a verse en una segunda cita.