Salvadora Maya llega a Madrid por sorpresa y dicta sentencia sobre la casa de Juan Andrés: "Yo no vivía aquí ni muerta"

La matriarca de los Maya ha viajado hasta Madrid al rescate de su hijo
Al conocer la casa en la que está viviendo, ha entrado en cólera: "Yo me ahogaría aquí"
El Gordo se harta de Fali Fernández Navarro y le echa del trabajo: "¡Vete de mi cocina!"
Tras tomar la decisión de salir de Granada para trasladarse a Madrid, los Maya se encuentran explorando su nueva ciudad. Juan Andrés está adaptándose poco a poco a la capital, donde se encuentra realizando sus espectáculos, y ya se ha encariñado con su nueva casa.
Algo que no encaja del todo bien Salvadora, que se negaba a visitar la ciudad madrileña. No obstante, finalmente la matriarca decidió abandonar Granada al rescate de Juan Andrés, que le había propuesto durante una conversación telefónica que se acercara a verle unos días. Y, tras muchas dudas, la reina del Sacromonte decidió visitar la gran ciudad.
Sin previo aviso, se plantó en la puerta de la nueva casa de su hijo y llamó al timbre. Juan Andrés se quedó totalmente sorprendido: "Uy, mamá, ¿qué haces tú aquí? Por lo menos haberme avisado". Algo que no le gustó mucho a su madre: "En vez de decirme qué alegria, reaccionó que parece que no le había gustado que viniera".
Inspeccionando la casa de Juan Andrés
Dejando a un lado el malentendido, Salvadora entraba en el piso de su hijo y empezaba a analizar todo lo que veía: "Vengo a inspeccionar la casa. ¿Me vas a enseñar la casa o no?". Las primeras impresiones no fueron del todo buenas: "¿Pero tú te crees que esto...? Esto es una lache, todo vacío. Con la casa que tienes en Granada, que tienes un palacio... Yo la verdad no lo entiendo".
"¿Pero quién es este jambo con ese bigote ahí puesto? En vez de poner una foto mía ahí. Yo te digo una cosa, me levanto a hacer pis y me encuentro a este jambo y me da un ataque", decía sobre el cuadro que tenía en el pasillo. "Estáis viviendo como los nómadas. Yo me ahogaría aquí", continuaba.
Pero su asombro llegaba al máximo al descubrir que, además, convivían con una mascota: "¿Aquí tenéis un gato también? ¡Qué asco! No me gustan ni los perros, ni los gatos, no los soporto. Yo no vivía aquí ni muerta".

