Un hombre denuncia haber recibido una brutal paliza tras pedir que no orinaran en su puerta: "Me quedé inconsciente"

La víctima explica cómo acabó con los dientes rotos al pedir a unos jóvenes que dejasen de orinar en la puerta de su casa
Una mujer, brutalmente agredida por tres hombres que actuaron ''por pura diversión'': ''No paraban, me temí lo peor''
Aunque Álvaro de la Herrán se encuentra "un poquito más recuperado por lo menos de las lesiones externas", lo cierto es que jamás podrá olvidar lo sucedido en las fiestas de Sotosalbos, un pueblo de Segovia. Un suceso que no ha dudado en denunciar públicamente en su intervención en 'En boca de todos'.
Al regresar sobre las cinco de la madrugada de haber salido junto a sus vecinos "a tomar algo tranquilamente", se encuentra a un grupo de jóvenes que estaban orinando en el muro de su piedra de su casa. "Les pido simplemente que lo hagan en otro lado y que, además, me dejen pasar porque es mi casa y que quiero pasar", narra. Sin embargo, la respuesta no fue para nada la esperada: "En ese momento ya recibo un golpe brutal en la cara con un objeto, probablemente metálico porque la sensación que recibo es que me vibra todo el cráneo y es un objeto muy contundente".
Tras recibir este primer golpe, la víctima asegura irse "a negro": "Pierdo la conciencia y dos minutos después me despierto en el suelo sangrando". De hecho, Álvaro confiesa no ser conocedor de cuántas personas participaron en esta brutal paliza: "No sé tampoco de dónde viene, si viene de un lado de otro, porque el al chico al que yo me estoy dirigiendo concretamente está en ese momento casi de espaldas a mí porque está orinando y no recuerdo exactamente cómo fue".
Por los cortes que presentó en el labio y los tres dientes rotos, la Guardia Civil consideró que el arma "podía haber sido un puño americano". "Alguien que expresa esa violencia me extrañaría mucho que no tuviera antecedentes o me extrañaría mucho que no tuviera algún tipo de problema", apunta.
Álvaro quiere encontrar testigos
Uno de los motivos por los que denuncia públicamente este suceso es porque necesita conseguir testigos, es decir, "gente que debió de ver la agresión porque había gente alrededor". Y es que, la víctima asegura que no hubo en ningún momento un enfrentamiento o pelea, "ni siquiera hubo palabras cruzadas con los agresores".
Eso sí, cuando recuperó la conciencia vio que los agresores ya no estaban presenten pero sí que había piernas de otras personas: "Nadie me ayuda, nadie se acerca, nadie me dice 'Oye, ¿qué te ha pasado?'". Sin embargo, está seguro que aquellos que le propinaron la paliza no pertenecían al pueblo pues en él viven únicamente 90 habitantes: "Nos conocemos todos, aunque sea de vista".

