Análisis de Endling: Extinction is Forever: no sin mis cachorros

  • Endling nos pone en la piel de el último espécimen de zorra en un mundo colapsado por la crisis climática

  • Un juego muy duro donde tus ‘vidas’ en la partida son la vida de tus cachorros

  • Endling ha sido desarrollado por los barceloneses Herobeat Studios

Hemos jugado muchas veces a videojuegos que nos transportaban a futuros distópicos, con un planeta Tierra abrasado por la crisis medioambiental, donde los humanos habían agotado todos sus recursos, contaminando y devastando hasta hacerlo prácticamente inhabitable. Un panorama no muy lejano a las expectativas que se nos presentan si no pegamos un cambio radical en nuestra manera de vivir. Es una temática recurrente en los juegos de ciencia ficción (cada vez menos ficticia). Pero es cierto que nunca habíamos protagonizado una de estas historias desde los ojos de los animales.

Pues es este precisamente el punto de vista que propone Endling: Extinction is Forever, el primer juego del estudio indie barcelonés Herobeat. Con la última zorra viva sobre la Tierra como protagonista, vamos a vivir un drama de proporciones planetarias en la piel de este último espécimen de una especie (o el penúltimo, si atendemos a que acaba de parir y cuenta con una pequeña camada de cachorritos). Nuestro objetivo, sobrevivir, proteger la vida de nuestros cachorros e intentar evitar la extinción, aunque esto último es ya una batalla perdida.

Con un apartado artístico adorable, Endling es un juego que mezcla la exploración, la narrativa, el sigilo y distintas mecánicas de gestión de recursos y superviviencia con una historia de fondo tremenda. El juego habla, sin tapujos pero sin textos ni diálogos (solo con la fuerza de las imágenes, la música y los sentimientos que tramiten), de temas extremadamente graves que deberían estar entre las prioridades de todos los gobiernos del mundo: el cambio climático, la deforestación, la desertización, la contaminación de las aguas, la pérdida de especies, la industria contaminante, las macrogranjas y la industria alimenticia global, los desplazados medioambientales…  Un montón de temas incómodos pero muy necesarios para despertar conciencias.

Tus cachorros, tus vidas

Uno de los elementos más determinantes del juego es la decisión de sus desarrolladores de colocar a los adorables cachorros de zorro como las ‘vidas’ disponibles en la partida. Nada más comenzar a jugar, nuestra zorra dará a luz cuatro preciosos cachorritos y cuidar de ellos será nuestra primera preocupación en toda la aventura. Pero sus adorables caritas aparecen en el hud de la pantalla, ocupando el lugar habitual de esos ‘corazones’ que en otros títulos marcan las vidas disponibles en la partida. Los cachorros pueden morir, de hambre, de frio o bajo las fauces de algún depredador y, aunque podemos continuar la partida con menos cachorros, cuando muera el último de ellos se acabó el juego.   

Así, el juego nos pone ante el drama de perder a uno de nuestros descendientes, lo que afecta directamente al juego. Y es que los cachorros van adquiriendo habilidades durante la partida, habilidades únicas que nos ayudarán a avanzar en la aventura. Por eso, perder a uno de ellos, además de palo emocional que conlleva, nos hará perder ayudas únicas para resolver los problemas a los que nos enfrenta el juego. Ya os decimos que el juego consigue que perder a un cachorro sea un palo tremendo. Tanto, que tenemos que admitir que (aunque se puede continuar la aventura sin algunos de los cachorros) nosotros hemos vuelto siempre atrás (reiniciando la partida desde el último checkpoint) para volver a recuperar a nuestro amado cachorrito cada vez que nos ha ocurrido esta desgracia.

El juego, básicamente, nos empuja a buscar alimento para nuestros cachorros, además de huir de entornos que se vuelven inhabitable4s para buscar otra ubicación, a través de un intrincado mapeado lleno de caminos y diferentes escenarios por descubrir.  Aunque puede parecer que el juego es un título de scroll horizontal completamente lineal (al estilo Limbo), hemos descubierto con satisfacción que no es así, sino que se pueden recorrer distintos caminos hacia el fondo o al frente de los escenarios, en un mapeado 3D que requerirá que consultemos el mapa si no queremos perdernos.

Nuestra zorra puede seguir rastros de comida, abalanzarse sobre las presas, ayudar a los cachorros a aprender habilidades importantes para ellos en su vida, esquivar a depredadores, trampas y humanos con malas intenciones, etc. Además de seguir un misterio que sirve de hilo conductor y que no contaremos para no destripar partes fundamentales de la experiencia. Todo con un ciclo de dia/noche que tenemos que tener muy en cuenta. Los zorros son animales nocturnos y será solo durante la noche cuando podamos movernos con menos peligro. Durante el día merece la pena estar seguros en la madriguera.   

En realidad, estaríamos ante una especie de metroidvania, ya que el juego nos permite volver atrás, a escenarios ya visitados antes en la aventura, para encontrar nuevos caminos que ahora se nos abren gracias a las habilidades aprendidas de nuestros cachorros. Volver atrás también nos permite ver cómo se van degradando, aun más si cabe, los ecosistemas de los que hemos tenidos que huir por falta de alimento o por la multiplicación de peligros (como la presencia humana, etc.). El juego nos va llevando por distintos escenarios, para comprobar cómo la sociedad está destruyendo los últimos recursos de la Tierra en una suicida huida hacia delante.

Una aventura cargada de mensaje

Endling no es una aventura especialmente difícil, pero sí que te va a exigir estar muy atento constantemente, con una tensión elevada todo el rato. Cualquier descuido pude hacer que pierdas a uno de tus cachorros. Y, como reza el subtítulo del juego, con la extinción no hay vuelta atrás, es para siempre. Nunca encontrarás comida suficiente, tus cachorros estarán casi siempre hambrientos, siempre en el filo de la tragedia. Pero nadie dijo que la vida salvaje fuera fácil. Y no esperes que la zorra o los cachorros activen palancas o algo así. Son animales y sólo hacen lo que harían ellos. En esto sus desarrolladores han querido ser muy realistas.

Y en esta búsqueda del realismo  han querido ponernos ante el espejo de hacia dónde nos dirigimos, colocando la acción del juego unas pocas decenas de años en el futuro. Tendremos que lidiar con humanos que intentarán atraparnos para su superviviencia, aunque también daremos con algunos otros que no intentarán acabar con nosotros. Aunque el juego es realmente catastrófico y negativo, dejará también un hilo de esperanza entre tanto mensaje preocupante.

Técnicamente estamos ante un juego precioso, con un apartado artístico que nos ha cautivado. El estilo cartoon de sus gráfico contrasta con el duro mensaje que cuenta Endling, pero precisamente por eso funciona tan bien. Y la banda sonora del juego es un auténtico lujo, a cargo del premiado compositor Manel Gil-Inglada e interpretada, entre otros por Tina Guao y Rusanda Panfili, chelo y violín habitual de la orquesta del compositor Hans Zimmer. La música acompaña a la perfección al juego y añade un curioso elemento que potencia el mensaje desgarrador de Endling: cada cachorro de zorro está relacionado con un instrumento de la banda sonora. Si muere ese cachorro, ese instrumento también se pierde y dejaremos de oírlo en el resto del juego que tengamos por delante. Un efecto de pérdida que se acentúa así mucho más.

En definitiva…

Enddling: Extinction is Forever es un título entretenido, redondo y atractivo que nos ha enganchado durante las 4-5 horas que dura su aventura. Funciona, es intenso y exigente y entrelaza una narrativa visual que te va a dejar huella. Y todo lo hace lanzando un mensaje desesperado que es más importante que nunca. Deja claro que los videojuegos son una potente herramienta cultural también para remover conciencias y gritar mensajes importantes y comprometidos.

*Hemos realizado este análisis con una copia de Endling: Extinction is Forecer de Nintendo Switch facilitada por Nintendo España.