Continúan los peligrosos juegos de guerra alrededor de la central nuclear de Zaporiya. Las autoridades rusas han denunciado un nuevo ataque ucraniano que ha alcanzado a uno de los edificios administrativos de la central sin que las instalaciones críticas de la planta hayan sufrido daños. Según Rusia el bombardeo se ha llevado a cabo con armas occidentales de largo alcance.
Por ahora, Ucrania niega su responsabilidad y acusa a Putin de convertir la central nuclear en una base militar y de planear su desconexión de la red eléctrica ucraniana. En la ciudad de Nikopol, a apenas 100 kilómetros de Zaporiya, se preparan ante una posible fuga radiactiva de la central.
Maxim Kosterko, jefe del Servicio de Emergencia en Nikopol, comenta: "Podemos evitar que la gente salga a la calle. Tenemos pastillas de yodo y también refugios disponibles".
Mientras tanto, Rusia continúa su lento avance sobre la región de Donestk, donde según Ucrania se prepara para hacer frente a un recrudecimiento de los ataques en respuesta a las explosiones y acciones de sabotaje en la retaguardia rusa. Como el de ayer con un dron kamikaze sobre la sede de la armada rusa en Sebastopol.
Hoy, el presidente ucraniano Volodomir Zelenski, también advertía a la población de un posible ataque masivo y, especialmente, cruel que Rusia estaría preparando para el próximo miércoles 24 de agosto, Día de la Independencia de Ucrania.
La guerra en Ucrania se acerca a los seis meses y la solución al conflicto parece lejana. Hoy Rusia controla gran parte del este de Ucrania, a lo largo de un frente de guerra de más de 1.300 kilómetros.