Análisis de FIFA 22: EA Sports lo vuelve a hacer

  • FIFA 22 añade un buen número de novedades para dar un salto en la saga, sobre todo en la nueva generación

  • Aunque mejora, en mucho, la anterior entrega, no estamos ante una revolución

Electronic Arts lleva desde 1994 asistiendo fielmente a su cita con el fútbol, como mínimo una vez al año. Un ritmo incesante que, en ocasiones, ha obligado a la desarrolladora a bajar el ritmo de las novedades de cada entrega, en pos de cumplir unas fechas de entrega y lanzamiento de lo más ajustadas. Esto no ha evitado que la serie de juegos apadrinada por EA Sports se convierta en la más dominante del sector, sobre todo por la apuesta constante de la marca por ella, con un plan a largo plazo que les ha permitido evolucionar su propuesta lento, pero siempre seguro.

De esta manera llegamos a FIFA 22, el que sería el juego número 28 de la serie, que se dice pronto. Esta vez sale para PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series y PC, aunque no en todas las plataformas tiene las mismas características. El juego da un pasito adelante en todas sus versiones, pero solo en las consolas de última generación, como el cacareado Hypermotion, que promete renovar las animaciones y movimientos de los jugadores para acercarlos a la realidad más que nunca con más de 4.000 capturas de movimiento nuevas y una IA que promete mejorarlas aún más conforme juguemos.

¿Evolución o revolución?

Hemos estado probando los últimos días esta versión, y hoy venimos a ofreceros un veredicto del resultado del trabajo de EA Sports en este último año. ¿Es entonces FIFA 22 la versión definitiva de los juegos de fútbol de la compañía? La respuesta, en nuestra opinión es que no. Esta versión ofrece mejoras tibias respecto a anteriores versiones en cuanto a jugabilidad, e incluso hay momentos en que se siente más torpe tanto el control de los jugadores, como sus movimientos en el campo, haciendo que todo sea mucho más torpe y encorsetado.

Quizás se trate solo de los primeros momento de gameplay, mientras nos acostumbramos al nuevo movimiento de los jugadores, que ahora tienen mucho más peso, dándose mayor preponderancia a la defensa que al ataque (salvo cuando los atacantes más rápidos van en carrera, que resultan casi imparables), y ralentizando un tanto así el abrumador intercambio de goles y ocasiones que era FIFA 21. Sin embargo, el juego presenta ciertos desequilibrios que no nos acaban de convencer.

Por un lado está que la IA a menudo se muestra algo errática en determinados momentos, como ciertos balones divididos o con las salidas de los porteros, que no acaban de dar con la tecla. Y eso que la nueva lógica y movimientos de los porteros mejora lo visto en FIFA 21, pero siguen presentando lagunas en sus comportamientos. De la misma forma, también vemos cierto desequilibrio con los tiros desde larga distancia, que son excesivamente eficientes en ciertos jugadores, haciendo que los partidos caigan injustamente de un lado de la balanza. Hay más, como ciertos momentos de automatismo en las animaciones de los jugadores que recuerdan a épocas más oscuras, sin ir más lejos.

Y a pesar de todo esto FIFA 22 es un juego divertido y disfrutable, que mejora en muchas áreas el resultado de la anterior entrega. La física de la pelota, por ejemplo, es mucho mejor. De la misma forma las animaciones dan un paso adelante, sobre todo en nueva generación. Eso sí, respondiendo a la pregunta en la parte superior de este apartado, esta no es una entrega del juego de fútbol de EA Sports que suponga una revolución en casi ningún sentido, sino que simplemente se preocupa de evolucionar ciertas partes de la ecuación, suponemos que en virtud al plan trazado por la desarrolladora para, entrega tras entrega, mejorar su propuesta deportiva.

Cambios en los modos de juego

En FIFA 22 no vamos a encontrar ningún modo de juego nuevo, reforzando con ello la idea de que estamos ante un FIFA de transición, quizás por culpa de la aún predominante anterior generación de consolas. Sin embargo esto no quiere decir que las opciones presentes no evolucionen como deberían.

Se trata de pequeños retoques, como los minijuegos y el medidor de energía que hacen hincapié en la vertiente más arcade de VOLTA en FIFA 22. O como el hecho de que podamos usar jugadoras de fútbol en Clubes Pro, y además haya más opciones personalización. Lo mismo pasa con el modo carrera y sus ligeros ajustes, como permitirnos crear un equipo de cero y sustituir a otro real, o las mejoras del modo jugador para que resulte más interesante y entretenido. En todos los casos se trata de ajustes de la experiencia que ya existía, que hacen ligeramente superior a la entrega de este año.

No se salva de los retoques ni el modo rey de cada entrega, Ultimate Team. Se ajustan los sistemas de clasificación de Rivals, los sobres con previsualización se quedan, FUT Champions también evoluciona... Por supuesto, los micropagos por los sobres siguen siendo una constante, pero eso es algo que ya esperábamos, pues quedaba claro que Electronic Arts no iba a olvidarse de su gallina de los huevos de oro...

Gráficos y sonido sin apenas cambios

En términos más técnicos nos encontramos con otra demostración del continuismo de Electronic Arts. Visualmente no hay grandes cambios más allá de las animaciones, y en la parte sonora nos encontramos con una nueva banda sonora, a la altura de las exigencias de la licencia, y unos comentarios que son, una vez más, un copia y pega del año anterior con algunas líneas extra. EA Sports no se ha molestado ni en corregir los nombres que Manolo Lama pronuncia mal, y en general da la sensación de cierta dejadez en este aspecto, una vez pasada la novedad del trabajo realizado por el equipo de comentaristas del juego, sobre todo para fieles de la franquicia.

En definitiva...

FIFA 22 no cambia prácticamente en su nueva iteración. Hay ajustes y múltiples retoques, pero la sensación que deja EA Sports es que se trata del mismo juego con un capa de chapa y pintura, sobre todo en la nueva generación de consolas... y esto lo hace ligeramente mejor. En resumidas cuentas, FIFA 22 es un gran juego de fútbol, pero no uno revolucionario.