Una sicaria de la Mara Salvatrucha, en 'Territorio Pampliega': "El rato que matamos, disfrutamos. Y después igual"

La violencia y la extorsión tienen secuestrados a los hondureños: "Le di cinco disparos en la cabeza. Si no le mato, me matan a mí"
Marbella, uno de los escenarios principales de los crímenes que comete la Mocro Maffia: "Aquí se venden armas"
Honduras lleva tres décadas viviendo bajo el yugo de maras y pandillas. Violencia, extorsión... los hondureños no pueden más y Antonio Pampliega se ha desplazado con todo el equipo de 'Territorio Pampliega' a Honduras para contarnos la realidad del país. Una de las ciudades que ha visitado ha sido San Pedro de Sula, la ciudad más peligrosa que hay en el Honduras, para hacer una entrevista a una sicaria de la Mara Salvatrucha, una pandilla de criminales cuyas actividades incluyen violación, narcotráfico, extorsión y contrabando de armas, entre otras.
Antes de comenzar la entrevista, la sicaria le ha mostrado a Antonio Pampliega una navaja con la que "ha matado", como bien ha confesado esta ante la pregunta del periodista. En Honduras hay dos grandes grupos criminales, Pandilla 18 y Mara Salvatrucha, que dominan todo el territorio, además de otros subgrupos de menor escala que también campan a sus anchas por las calles hondureñas. Esta sicaria de la Mara formó parte por primera vez de la Mara cuando cumplió la mayoría de edad y reconoce que entró a la pandilla, además de porque le gustó, por la familia: "Nunca tuve un papá que me apoyara".
En cuanto a la evolución dentro de la Mara Salvatrucha, todo consiste en aguantar y resistir violencia procedente de dentro del grupo (en su caso, de otras mujeres) y a partir de ahí dar el salto "matando a alguien": "La prueba más importante es la de matar, al que uno quiere. Ellos eligieron que matara a uno de un mercado que no quería pagar extorsión, llevaba tres cuotas atrasadas. Me llevaron donde él y le maté ahí enfrente de toda la gente". Fue su propio grupo quien le facilitó una pistola de nueve milímetros: "Le di cinco disparos en la cabeza. Si no lo hubiera matado me matan a mí". La sicaria deja claro que a niños no matan: "Eso es en la pandilla".
Desde 2010, una ley prohíbe que dos hombres circulen juntos en moto con la finalidad de evitar delitos de sicariato: "La mujer es la que dispara y el hombre lleva la moto". El punto más álgido de la entrevista llega cuando Antonio Pampliega le pregunta por cómo se sintió la primera vez que mató a alguien: "Se siente feo la primera vez. Pero no tan feo porque uno usa marihuana, usa coca. Uno, para hacer eso, tiene que ir bien activado. El ratito que lo matamos se disfruta y después, lo mismo. Lo disfruté porque tenía que hacerlo".
Además, la sicaria de la Mara Salvatrucha asegura en 'Territorio Pampliega' que no le pagan nada por matar: "No tenemos precio. Tenemos que obedecer. Me manda el mero jefe mío, el que sabe que estoy aquí. Hablamos con él antes y nos da permiso". Un jefe que cuida a esta sicaria entrevistada por el programa de Cuatro y al resto de pandilleros: "Él nos defiende. Me han agarrado tres veces y me han enviado a la cárcel y me han sacado porque él tiene contactos con la Policía".
María (así se ha hecho llamar esta sicaria de la Mara Salvatrucha) confiesa que no lo pasa mal perteneciendo una de las bandas criminales (si no la que más) temidas del mundo: "Lo pasamos bien. Si vamos a una pulpería o algo, pedimos y no nos niegan. La gente nos conoce. Soy importante dentro del barrio y si alguien tiene un problema en el barrio acude a nosotros. Si algún hombre pega a su mujer por segunda vez, lo matamos". A su vez, la sicaria señala que no vive de alquiler, sino que cuando le gusta una casa, ella y su pandilla se la quitan a los dueños.
Así son las 'casas locas'
La sicaria explica el término 'casas locas', el lugar a donde llevan a los pandilleros de otras bandas cuando tienen peleas con ellos y les "descuartizan": "Ahí les hacemos pedacitos. Se embolsan y se botan", dice la sicaria. "Se le descuartiza vivo de abajo a arriba para que vaya sintiendo el dolor hasta terminar. Los cuerpos quedan en la calle y ahí los hallan las familias".
En Lomas del Carmen, que hay un cementerio clandestino, se han descubierto unas fosas comúnes. Fosas con cadáveres que ha matado la susodicha sicaria, entre otros pandilleros. Un lugar a donde, según afirma esta, si al equipo del programa de Cuatro se le ocurriera visitar, "les enterrarían ahí mismo".

