El brutal zasca de una soltera de ‘First Dates’ a su cita: “Estas en un momento vividor”
Así ha sido la reacción de Román, un soltero de ‘First Dates’, al saber que su cita no le había creído ni una palabra durante la cita
Lola, ante el comentario sexual de su cita: “Me ha parecido soez”
El match de más de un millón de seguidores de dos solteros de ‘First Dates’: “Igual lo hacemos en el taxi”
La cita de Lola y Román ha estado marcada por una primera impresión. La soltera no ha sido capaz de creerse ni una sola palabra de Román en ‘First Dates’ y su cita ha terminado con un zasca y una tensión muy similar a la de los solteros de la mesa de al lado.
Lola empezó a tocar el acordeón con 8 años porque a su padre le encantaba. Es camarera en el aeropuerto y según le ha contado a Laura Boado que está buscando a un caballero que le haga sentirse cuidada.
A Román, su cita en ‘First Dates’, le gusta gustar y agradar “a las mujeres y a todo el mundo”. Siente que todavía está en el mercado y que puede gustar. Al verle, ella ha visto a un hombre cano “los canos no me gustan”, pero también ha visto a un tipo alto. Le ha gustado mucho saber que hace dos años cambió de profesión y que ahora se dedica al mundo de la cocina. A él, le han encantado los ojos de Lola.
A Lola no le gustan los hombres canos y su cita ya no tiene pelo negro
Lola y Román han comenzado la cena hablando de amor y ella le ha dicho que estaba tranquila, pero que llevaba 3 años sin pareja y que le apetecía conocer a alguien. Le ha explicado que sus horarios eran complicados, que no le gustaba el mundo de la noche y que le gustaban los conciertos en salas pequeñas. Aficiones que han despertado la curiosidad de su cita “yo hubo un tiempo en el que fui DJ”.
Román se ha puesto en modo interrogatorio y ha querido saberlo todo de Lola. La soltera es madre de un hijo de 32 años y él tiene una niña de 13 años, algo que a ella le ha echado para atrás “no me apetece, no te deja hacer planes libremente”. Ella no sabía qué más preguntarse y Román le ha soltado un “venga, pues vámonos”.
Román, sobre las bebidas alcohólicas: “Cerveza, me puedes dar litros”
El soltero le ha confesado a su cita que el vino le emborrachaba muy rápido y ella se ha asustado al escucharle “cerveza, me puedes dar litros”. Lola ha sentido que eso no le gustaba nada y le ha dicho que ella como mucho se tomaba una copita cenando. En el amor, Román le ha dicho que había estado 9 años con la madre de su hija y que había tenido otras cuatro o cinco parejas “sé lo que es el amor”. Le ha dejado ver que no tenía problemas para ligar, pero que estaba buscando a una mujer con la que llegar a los 70 con temas de conversación.
Lola le ha escuchado atentamente y le ha dicho que él no estaba mal cuando le ha dicho que tenía unos ojos muy bonitos, pero en realidad no le estaba creyendo una palabra “me ha querido vender una moto, que yo no le he comprado. No se lo cree ni él”.
Lola no se fía de Román: “Ya me conozco a los graciosillos”
Los solteros han compartido el postre y Román le ha pedido permiso para invitarla a cenar. Ella le ha dicho que le gustaba mucho que le gustara la cocina porque siempre había sido ella la del delantal y Román se ha visto forzado a filtrar sus palabras. Ella le ha invitado a que no lo hiciera y no debería haberlo hecho porque no le ha gustado lo que ha escuchado “me ha parecido soez”. Él le ha dicho que era un tipo muy natural, pero ella le ha visto como un graciosillo más “en lugar de comida podría haber dicho cena”.
En el momento de la decisión final, Román le ha dicho que tenía muchas ganas de seguirla conociendo porque le había encantado todo lo que había conocido de ella y no se esperaba en absoluto lo que estaba a punto de suceder. Lola ha sido muy clara y le ha dicho que no quería repetir “creo que estás en un punto de vividor”. Además, le ha explicado que eso de que buscaba el amor para toda la vida “me ha sonado a que no es así”.
Román le ha dicho que se estaba equivocando y que él sabía perfectamente lo que quería, pero que igual no era el momento y que no había ningún problema.
