OléFunk

cuatro.com 14/06/2010 13:44

OléFunk es una propuesta renovadora donde la rumba flamenca se funde con sencillez con la música negra americana, sin pisarse los talones ni quitarse la palabra. El flamenco es la espina dorsal de su cuerpo melódico, el funk es lo que le otorga movilidad y ligereza, sus brazos y sus piernas. Donde sólo parece que una guitarra eléctrica tiene cabida, aparece una flamenca que se incorpora con elegancia. Cuando el funk marca el ritmo y la rumba vibra, un quejío despunta y los acompaña. La música de OléFunk es un puzle de piezas que encajan a la perfección, un juego asombroso a fin de cuentas. â Nosostros mismos somos la fusión, nos sale de forma natural. Algunos de nosotros somos más flamencos, otros estamos más americanizados. La suma es OléFunkâ.

Las canciones nos hablan del deseo, del amor y del desamor, de los celos y los desencuentros. Es la rumba romántica, el lenguaje de las emociones, un idioma universal.

Al frente de OléFunk destaca la voz inconfundible de Ricardo Ruiz âNitoâ, capaz de interpretar las melodías con unos giros flamencos únicos que siempre recuerdan de dónde viene esta música. Raúl Benítez añade el ingrediente negro con su voz en inglés y su guitarra, siguiendo la tradición del blues y del soul, que sutilmente acaba dando el punto funky a la mezcla final.

El mayor responsable de la música y las letras de OléFunk es Daniel Casañ, componente original de Chambao que, a pesar de mantenerse fuera de los escenarios, es el alma mater del proyecto.

El primer disco de este grupo malagueño nos ofrece unas canciones que uno siempre quiere volver a escuchar. Algunos temas ya han sido comercializados: el operador de telefonía Orange los incluyó en su programa de âNuevos Talentosâ, la plataforma por Internet Terra Televisión utilizó su canción Tengo celos en dos de los capítulos de su serie Chica busca a chica, millones de personas han podido disfrutar de OléFunk en directo a través de la televisión por satélite SKY Digital, por el canal internacional Living in Spainâ? Todo esto no hace más que augurar un futuro prometedor que comienza a vislumbrarse ya.