Cristina denuncia vivir en un infierno desde hace cuatro años por su vecino en 'En boca de todos': "Nos quieren matar"
La historia de Cristina: desde hace cuatro años sufre un calvario en su propia casa debido a su vecino
Batalla campal entre vecinos y okupas al derribar un muro de un chalet: "Le rompieron la carne de los cuatro dedos de la mano"
Cristina ha contado en 'En boca de todos' que está viviendo un auténtico infierno junto a su pareja debido al conflicto permanente con un vecino, Antonio, a raíz de una disputa por la finca que en su día pertenecía a la familia de este último.
Según relata, Antonio y su familia poseían una gran finca que fue dividida y repartida entre distintos propietarios. Una de esas partes fue vendida a Cristina, quien posteriormente construyó y reformó en el terreno adquirido. Sin embargo, su vecino, que supuestamente nunca habría aceptado la división del terreno familiar, habría comenzado a protagonizar enfrentamientos con ella desde entonces.
Aunque los primeros roces comenzaron hace varios años, la situación habría ido empeorando progresivamente, hasta alcanzar un punto crítico hace unos cuatro años, cuando Cristina presentó una primera denuncia. Desde entonces, afirma que los episodios de amenazas, insultos y conflictos se habrían vuelto prácticamente constantes.
"Siento mucha impotencia, mucha rabia y mucho dolor, porque yo me compré la casa con todo el amor de mi vida. Le puse toda la ilusión del mundo, pero va a acabar con nosotros, tanto con mi novio como conmigo", explicaba ella.
Amenazas, burlas y un sinvivir
Ella ha explicado que le han derribado el muro que dividía la finca y que sufren amenazas diariamente: "Nos dicen que nos van a coger del cuello y que me va a matar, pero como no me pega, el juez no hace nada", explicaba Cristina. La dueña de la casa ha llegado a pensar en vender su vivienda y marcharse de ahí para evitar más problemas con su conflictivo vecino.
Además, Cristina ha asegurado que su pareja fue agredido en otra ocasión, incluso delante de otros reporteros y vecinos, sufriendo arañazos en el rostro. Mientras tanto, la sensación de inseguridad continúa. El miedo, los insultos y la tensión diaria han convertido una ilusión de vida en una convivencia marcada por el temor, sin que, de momento, se vislumbre una solución clara al grave conflicto vecinal.
