La denuncia de un extrabajador que gestionaba las pulseras telemáticas: ''Los dispositivos de víctimas y agresores eran distintos, no estaban emparejados''

La denuncia de un extrabajador que gestionaba las pulseras telemáticas: ''Los dispositivos de víctimas y agresores eran distintos, no estaban emparejados''
Hablamos en exclusiva con un extrabajador. cuatro.com
Compartir

Más de 4.500 maltratadores usan pulseras telemáticas en España desde el año 2009 para proteger a las víctimas de violencia de género. Este control telemático se implementó para supervisar el cumplimiento de las órdenes de alejamiento, pero ahora la Fiscalía ha alertado de absoluciones por fallos en las pulseras telemáticas.

Este gran fallo ha generado una gran polémica y 'Todo es mentira' ha investigado a fondo y ha conseguido entrevistar, en exclusiva, a un extrabajador de las salas de control que los días en los que fallaban esas pulseras se encargaba de controlar que víctimas y maltratadores estuvieran alejados.

PUEDE INTERESARTE

''Las funciones básicas eran proteger a las víctimas, disuadir a los agresores e informar a juzgados, Ministerio Fiscal y unidades de protección de cualquier vulneración dentro de este sistema, con el objetivo de que también pudiesen actuar de oficio'', explica Marcelo (nombre ficticio).

Marcelo cuenta cuándo empezó a fallar el sistema: ''En el proceso de emigración cuando se nos comunica que va a haber una subrogación del servicio y nosotros nos vamos a ir con la nueva UTE se establecieron unos protocolos mediante el cual nos asegurábamos de que siempre estuviesen controladas tanto víctimas como agresores, y esos protocolos en reiteradas ocasiones no se cumplieron, llegando a tener a víctima con un dispositivo perteneciente a la anterior empresa adjudicataria y al agresor controlado por otro sistema, que era el nuevo sistema y no teníamos emparejamiento de datos, con lo cual uno estaba controlado por nosotros, otros estaban controlados por la nueva empresa, de esa manera desconocíamos la distancia real y nos enfrentábamos a graves problemas de seguridad''.

PUEDE INTERESARTE

''Teníamos las líneas habilitadas cuando nos llamaban las mujeres indicando que estaban viendo al agresor o que tenían un problema de seguridad, inmediatamente activábamos protocolo y llamábamos a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Obviamente yo necesito geolocalizar a las dos partes, tanto a la víctima como al agresor. Cuando intento geolocalizar al agresor y no tengo sus datos, tengo que llamar a esa nueva empresa, a ese servicio y teníamos largos tiempos de espera de hasta más de 8 y 10 minutos de espera en que me atendiesen, en emergencias los segundos cuentan'', denuncia el extrabajador sobre uno de los fallos que ponía en riesgo la vida de las víctimas.

Además, Marcelo pone un ejemplo: ''Cuando yo llego a la nueva sala operativa me enfrento a un panel en el que se registran más de 700 señales. Es imposible acudir a 700 señales. Nosotros por pliego tenemos que atender un sistema de alertas en x tiempo, menos de 3 minutos las señales críticas, había señales que no se habían tramitado en días. Había ocasiones en las que recibíamos una pérdida de cobertura con el dispositivo del agresor, le llamábamos y ésta no restauraba, con lo cual para nosotros era muy complicado saber si el agresor realmente estaba en pérdida de cobertura o había un problema en funcionamiento de los dispositivos. Se han cambiado miles de dispositivos''

Por otro lado, denuncia la falta de información al respecto: ''El problema está en que no sé de dónde sale el 1% que comunica la Ministra, teniendo en cuenta que a los trabajadores se nos comunicó que no se podía por medios medir cómo estábamos trabajando hasta el siguiente año, es decir, hasta enero del 25. No había datos para analizar. No sabíamos los tiempos. de gestión, desconocíamos los niveles de servicio''.

E indica que siempre se quejaron de lo que estaba ocurriendo con las pulseras: ''Nosotros estábamos en constante comunicación con Delegación de Gobierno, se reportaron quejas, quejas anónimas, que yo salga ahora mismo y no esté dando mi nombre, aparte de por preservar mi seguridad frente a los agresores, obviamente es porque tenemos un contrato de confidencialidad que a nosotros nos impide hablar. Tratamos de reportar este problema a Delegación de Gobierno sin recibir ningún tipo de respuesta, así como tratamos también de hablar con UGT y por desconocimiento en el servicio y de la operativa eran incapaces de ayudarnos porque desconocían cómo eso funcionaba. Acudimos a todas las instancias que nosotros podíamos. Fuimos a Delegación de Gobierno, hubo protestas, hubo reuniones internas, nadie hizo nada''.