Récord de móviles incautados en las cárceles: descubre el mini-móvil preferido de los presos y cómo lo introducen

¡Alerta! Más de 3.000 teléfonos móviles localizados en prisiones españolas
El presidente del sindicato de prisiones nos cuenta el modus operandi para introducir estos terminales móviles del tamaño de un mechero
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Aumentan a casi 3.000 los teléfonos móviles incautados a presos en las cárceles españolas. Un mini-móvil del tamaño de un mechero y muy fácil de ocultar, trae de cabeza a instituciones penitenciarias. Sonia Ferrer muestra en 'En boca de todos', un terminal como los que utilizan los presos y el presidente del sindicato de prisiones desvela las diversas maneras de introducirlo en una cárcel.
La utilización de estos teléfonos por parte de los presos pone en peligro la seguridad de todos, ya que a pesar de estar detenidos, el hecho de que se puedan comunicar y seguir realizando operaciones delictivas, les sitúa con una libertad como si estuvieran libres. Madrid, Almería y Málaga lideran el ranking de cárceles españolas.
Un terminal del tamaño de un mechero: el mini-móvil tan preciado entre los presos
El teléfono más deseado por los presos es un mini-móvil que mide tan solo unos centímetros. La periodista, Sonia Ferrer, ha conseguido uno de estos terminales y comparaba su tamaño en directo con un terminal móvil común. Metido en un preservativo, que es como algunos presos consiguen introducirlo en las cárceles, Nacho Abad alucinaba con el minúsculo tamaño del terminal.
El modus operandi para introducir estos mini-móviles en prisión
El programa ha conectado con el presidente del sindicato de prisiones TAPM, Manuel Galisteo, para contarnos cómo los presos consiguen meter estos terminales dentro de las cárceles españolas. "En el argot penitenciario llamamos a estos mini-móviles como "piticlin" porque algunos son más pequeños que el dedo meñique", comenzaba señalando Galisteo.

Según el presidente del sindicato de prisiones, estos móviles entran de varias maneras: "A través de las comunicaciones con familiares, durante los permisos o como si fuera una entrega a domicilio a través de drones".
Por último, Manuel Galisteo confesaba, que había otra manera de introducir estos mini-terminales, metiéndolos en un preservativo e introduciéndolo en el recto o la vagina del preso. Sobre esta manera, asegura que es difícil de localizar, ya que solo se puede ver a través del uso de rayos X.

