La presunta parricida de Girona preparó el cumpleaños de su hija mayor antes de cometer el crimen

  • A los vecinos les extrañaba que la mujer no se relacionara

  • Tras cometer el crimen, la mujer se arrojó al paso de un camión

El altar improvisado por las niñas en la plaza de Vilobí d'Oñar y un corro de vecinos. Pero acercarse a ellos es misión imposible, nadie quiere hablar, cumplen así con lo que les ha pedido su alcaldesa: nada de prensa ni de hacer espectáculo. Un pueblo cerrado a cal y canto al igual que las persianas de la casa de la presunta parricida.

Siempre las tenía así. A muchos les extrañaba pero tampoco era una mujer que se relacionara demasiado, como nos contaban antes del veto de la alcaldesa. Pero algo debió de ocurrir el viernes, porque incluso estaba preparando la fiesta de cumpleaños para su hija más mayor al día siguiente. ¿Qué pudo empujarla a coger la azada del jardín para asesinar a las dos niñas y después arrojarse al paso de un camión? Eso es lo que intentan esclarecer ahora mismo los investigadores.

En los últimos casos más conocidos de parricidios, hay respuestas muy diferentes. Llamativo fue el de la parricida de Godella tras asesinar a golpes a sus dos hijos porque oía voces. Las drogas y la medicación psiquiátrica que no tomaba, ayudaron a responder a esa pregunta. Otras veces, el detonante es que uno de los progenitores quiera separarse. Esa razón estuvo detrás, por ejemplo, de lo que sucedió en Getafe.

Lo que no existen son datos oficiales de la otra parte de estas historia, es decir, de cuántos niños mueren a manos de sus padres en España. Solo se suman los que mueren a manos de su padre por violencia de género. De las madres, nada. Y eso, entre otras cosas, es lo que vienen reclamando ONGs como Save The Children con campañas publicitarias donde se busca una ley de violencia contra la infancia que pueda proteger a los menores.