La Cumbre del Clima llega a su fin con sensaciones de decepción y fracaso

  • Uno de los objetivos es la regulación de los mercados de carbono

  • El otro obstáculo es el aumento de compromiso de cada país

La cumbre comenzó con los mejores deseos y más presión social que nunca, pero está a punto de terminar

entre los gritos de vergüenza de los activistas, que reprochan que después de 15 días no haya acuerdos concretos sobre la mesa para la reducción de emisiones

Uno de los escollos de esta negociaciones es por un lado, la regulación de los mercados de carbono. En esta COP no solo había que fijar acuerdos en torno a los límites de emisiones para cada país y el sector industrial, también fijar las reglas para contabilizarlas y los mecanismos de compensación. Un consenso muy difícil de alcanzar entre los países industrializados y los que también quieren desarrollarse.

El otro obstáculo es el aumento del nivel de ambición, de compromiso de cada país, que va ligado a las negociaciones en torno a los mercados de carbono. De momento parece que lo que sí podría salir de aquí es un acuerdo en el que todos los países se comprometieran a aumentar sus compromisos de forma voluntaria.

Esto coincide con la presentación del acuerdo Verde de la Unión Europea que fija una ruta hacia una transición ecológica con acciones concretas y puede marcar una dirección para el resto del mundo, si bien, sus emisiones solo representan el 10% del total. El gran emisor, China, es otro de los que ha puesto trabas a limitar los recortes a las emisiones, aunque sí ha dado pasos hacia adelante al ser consciente de la emergencia en su territorio

La cumbre por tanto va a clausurar después de 15 días con acuerdos tímidos y algo más de implicación de los países participantes. La cuestión es si será suficiente para alcanzar el objetivo de no aumentar la temperatura media del planeta más de un 1 grado y medio a final de siglo. Hay empresas e inversores preparados para el cambio que la sociedad reclama como nunca y no termina de llegar desde los gobiernos ni las grandes corporaciones