Jesús Calleja quiere convencer a los habitantes de Laciana de que viven en un auténtico paraíso, que están rodeados de un tesoro y que pueden salir adelante si son capaces de aprovechar las ventajas de un turismo bien estructurado. Para eso, el aventurero cogió su helicóptero y se llevó a Rochil, un señor que dedicó toda su vida a la mina y que conoce muy bien todo el terreno.
El señor, al ver las vistas desde muchos metros de altitud, quedó rendido a las maravillas de su tierra: "Esto es una gozada, es tremendo, la Laciana es mucho más bonita desde el aire". Rochil no paraba de alucinar, mientras miraba de un lado para otro, y Jesús Calleja no podía contener una sonrisa de felicidad: "Me encanta que a los 77 años te pueda sorprender algo, ¡me encanta!".