En Asturias se producen unos 200 argayos (desprendimientos de piedras y tierra) al año, en este 2018 tuvo lugar uno de los más grandes. La montaña se partió para hacer una carretera y eso es lo que provocó que los estratos que se formaron se llenaran de agua y, al congelarse en invierno, se abriesen más acabando por derrumbarse.