Juanjo y Abel han comprado una mina abandonada y la están transformando en una fábrica de cerveza en Laciana. La idea es impulsar a su pueblo, en hacer que el turismo llegue a este lugar tan desconocido para muchos y, sobre todo, "crear empleo y activar el valle".
"Es una idea hecha con alma", decía Juanjo, puesto que en esa mina trabajaron su padre y sus dos abuelos. Además, en la cervecería se hacen un homenaje a los mineros ya que en las botellas se leen los nombres de los mineros que han fallecido. Una auténtica fuente de sabiduría para aquellos que quieran conocer los secretos de la época minera de Laciana.
Luego, Jesús Calleja entra con los propietarios a la mina que tiene "35 kilómetros de galería", pero el obajetivo es que "el que venga, además de poder hacerse su propia cerveza, va a poder bajar a la mina, a 250 metros, y tomarse su cerveza", decía Juanjo. Abel, quiere ir más allá: "Pretendemos atraer a gente y que conozcan esta comarca, que conozcan el valle de Laciana".