Blizzard, y ahora ¿qué?: La tempestad que podría estar al llegar

  • Cómo podría afectar a Blizzard y a sus juegos la compra de la compañía por parte de Microsoft

La calma que precede a la tempestad. Blizzard lleva un tiempo bastante movidito, a base de denuncias, querellas y demás, aunque no se esperaba el movimiento por parte de Microsoft estaba claro que por algún sitio tenía que salir toda esa tensión. Eran factible varias opciones y la compra por parte de otra compañía siempre es una manera de higienizar rápido.

Phil Spencer como cabeza visible y Microsoft en general están haciendo un 'trabajazo' enorme en hacer atractivo un servicio de suscripción mensual y atraer público de todos los tipos. La adición de las IPs de Blizzard puede abrir muchos caminos en ese sentido. Aunque por lo que se sabe eso no se hará efectivo hasta Junio del año que viene, según la nota que ha pasado Bobby Kotick hasta entonces se mantendrán independientes. Como dice el dicho, las cosas de palacio van despacio, y es normal que este tipo de operaciones se alarguen varios meses, en este caso un año y medio.

Aunque en principio es, o debería ser, una buena noticia que una desarrolladora tan querida por los fans, que ha pasado por una época oscura y que perdió el norte hace mucho, pase de manos y se genere una oleada de viento fresco -y esperemos que algo de fuego purificador para más de un degenerado-. Lo cierto es que, si nos ponemos en lo peor y es fácil hacerlo con alguien como Kotick, esto puede suponer que los pocos títulos que tenía por salir Activision Blizzard en el futuro inmediato sean un completo desastre, incluso más de lo que se pueda esperar viendo en historial reciente.

Pensémoslo fríamente, el precio de venta se ha hecho público, alrededor de 70.000 millones de dólares, unos 95 por acción. Diablo IV es un de los títulos que estaban por salir, una nueva entrega de una saga querida por todos los fans de los ARPG, un clásico cuyo fandom aguantó la tercera entrega, tanto el polémico inicio como el agónico final. Un título que si saliera bien podría volver a elevar el valor de las acciones de Activision Blizzard y aún así el precio de venta ya está cerrado.

Un genio malvado podría aprovechar la ocasión, visto lo visto el precio hacia abajo da bastante igual, hacia arriba no va a aportar nada, la imagen pública no va a cambiar si aprietas algo más las tuercas... No sería descabellado que desde Blizzard apuren el lanzamiento de los títulos pendientes antes de que se cierre el trato, una jugada que les dejaría los beneficios del lanzamiento y el desastre a Microsoft. Una jugada maestra moralmente discutible -algo a lo que están acostumbrados ya- pero factible, de la que sólo se tendrían que defender, en caso de que hubiera algún tipo de cláusula o referencia en el trato, creando una duda razonable en la que perfilaran que los lanzamientos eran un desastre ya de por sí. La última gran tormenta.

Está calma en la mente de los fans que están viendo como la salvación está llegando, es la misma que se siente cuando en una película están a punto de salvar la situación en la primera media hora, quedando dos horas más de película, y de repente la salvación explota delante de sus narices, desatando la tempestad.

Este baño de agua fría es el pensamiento de un loco acostumbrado a ponerse en lo peor, que no deja de ser una posibilidad que iría muy en la onda de la ola de autodestrucción que lleva surfeando la compañía desde hace varios años. De momento solo nos queda la esperanza de que Microsoft pueda recomponer los pedazos rotos de una compañía que le ha dado tanto al medio y que se ha corrompido tanto como muchos de los villanos de sus historias.