Análisis de Forza Motorsport, conducción para la nueva generación

  • La aclamada saga de conducción de Xbox se reinicia y se reinventa para intentar seguir en lo alto de la experiencia de simulación

  • Forza Motorsport sigue brillando en su apartado técnico y su apasionante conducción

  • Aunque se queda corta en cuanto a contenido en el modo historia, el simulador sigue brillando con su exquisita conducción

Desde 2017 no se renovaba la saga conducción de Microsoft, Forza Motorsport, al menos en su vertiente más realista y de simulación (ya que la hermana arcade, Forza Horizon, recibió su última entrega hace un par de años, en 2021, con Forza Horizon 5). Pero a aquel Forza Horizon 7 le viene a dar el testigo un reinicio de la saga, que vuelve al casillero de salida en cuanto a dígito junto al nombre se refiere: Forza Motorsports viene a debutar en la nueva generación, Xbox Series y PC, con muchos argumentos a favor y algunas pegas en contra.

La saga Forza Motorsport siempre ha sido sinónimo de realismo y simulación, de un amor incondicional por los coches y una enorme cantidad de modelos de cuatro ruedas para disfrutar conduciendo y viendo brillar al sol sus metálicas curvas en los más bellos y realistas trazados de medio mundo. Pero, sin llegar a tirarse a los brazos de la conducción arcade tan descaradamente como Forza Horizon, en Forza Motorsport también cabía la diversión, la conducción algo menos exigente gracias a sus ayudas y el espíritu más rebelde y loco de su personalización haciendo ‘ojitos’ al mundo del tunning.

Este equilibrio no es nada sencillo, pero la franquicia ha sido capaz de mantenerlo a lo largo del tiempo, y ese debe ser el secreto de su éxito. Los fans de la simulación más pura encuentran argumentos para quedarse y degustar a fondo el menú, y los jugadores menos exigentes también encuentran seductora la experiencia que se abre ante ellos. Y todo, siempre con un apartado técnico en la vanguardia del género, elemento que se mantiene en esta nueva entrega que hemos podido disfrutar las dos últimas semanas.

Excelencia técnica: qué bello es conducir

Forza Motorsport cuenta con un apartado técnico envidiable y no exageramos si decimos que en sus largas sesiones de velocidad hemos asistido a algunos de los más bellos momentos del amplio catálogo de juegos de la nueva generación de videoconsolas (hemos jugado en Xbox Series X). Independientemente del modo de gráficos que elijas, Forza Motorsport es un espectáculo visual impresionante. Los 60 FPS con el RT activado funcionan como la seda y no pegan bajones apreciables en ningún momento.

Los 20 circuitos reales que aparecen en el juego están recreados hasta el más mínimo detalle y parecen una retransmisión televisiva y la meteorología dinámica y la iluminación en todos los momentos del día donde podemos disfrutar de las carreras les dan un aspecto que parece un trazado nuevo cada vez que corremos. La iluminación y la recreación realista de la climatología es uno de los puntos donde destaca, a mucha distancia, la serie Forza de cualquier otro juego de simulación. Y en esta entrega, la primera de la nueva generación, lo deja claro una vez más.

Los circuitos calcados al milímetro son Barcelona-Catalunya, Spa-Francorchamps, Eaglerock Speedway, Grand Oak Raceway, Hakone Circuit, Homestead-Miami Speedway, Indianapolis Motor Speedway, Kyalami Grand Prix Circuit, Le Mans – Circuit, Lime Rock Park, Maple Valley, Mid-Ohio Sports Car Course, Mugello Circuit, Nürburgring GP, Road America, Silverstone Circuit, Suzuka Circuit, Virginia International Raceway, Watkins Glen International Speedway, Raceway Laguna Seca…

Sobre los 500 modelos de coches (100 de ellos completamente nuevos en la franquicia) podemos decir que es una auténtica locura. El realismo de sus modelados es sobrecogedor, aunque sus texturas podrían estar un poquito mejor conseguidas (nuestro compi Antonio Gila dice que los coches parecen de plástico, pero al que escribe no le parece tan exagerado, la verdad).  

Las físicas de los vehículos funcionan realmente bien, con esa sensación de peso de los coches que parece adecuada y que los mantiene pegados al asfalto. Los coches siguen derrapando demasiado, un pequeño defecto de la saga que parece mantenerse, pero no es nada exagerado. Las mejoras que añadamos a los vehículos cambiarán su conducción y sus sensaciones y las ayudas que activemos y desactivemos (hay un cerro de ellas) también nos permitirán acercarnos más a las sensaciones más puras de simulación para los conductores virtuales más avanzados.    

Un modo historia más soso, pero repleto de horas de conducción

La conducción de Forza Motorsport es completamente sólida y la experiencia de su modo historia nos hace disfrutar de todos y cada uno de los eventos, desafíos y pruebas a nuestra disposición. Como siempre, comenzaremos con pequeños utilitarios para cogerle el ritmo al juego, pero a medida que avancemos y ganemos carreras y eventos desbloquearemos nuevas gamas de vehículos, que podremos ir adquiriendo para podernos apuntar a las competiciones de turno. Todas ellas son disfrutables y se nota que están diseñadas por verdaderos amantes de la conducción y los coches.

En las carreras podemos comenzar con las pruebas clasificatorias para aprender el circuito, las condiciones de carrera, ajustar la configuración del coche y conseguir el mejor puesto en parilla (pero la sesión de práctica se puede saltar si quieres). Aunque luego podemos decidir salir unos cuantos lugares más atrás, y es que así las recompensas serán más cuantiosas. Y es que adelantar a los rivales tiene su dificultad. Entre las ayudas en carrera, también podemos definir la dificultad de los rivales, que muestran una IA bastante avanzada y pueden ponernos las cosas muy difíciles. Si nos paseamos unas cuantas carreras ganando sin problemas, el juego nos propondrá ir aumentando la dificultad de los rivales para que siempre sea un desafío.   

En general, el modo historia parece más desangelado y algo soso con respecto a la entrega anterior. Es cierto que hay mucho donde elegir y siempre tenemos pruebas y eventos para seguir progresando, pero la presentación de todo ello se queda realmente deslucida. No hay una progresión de un piloto, no hay un garaje donde acumular nuestros coches y trofeos, y en general todo se presenta de una manera menos espectacular y carente de una narrativa. Es cierto que aquí los protagonistas son los coches y todo lo que pasan en la pista, y se ve que Turn 10 no ha querido generar distracciones, pero el resultado ha quedado un tanto aburrido, poco espectacular. Pero si eres de los que solo te interesa pisar el acelerador y disfrutar sobre el asfalto, este juego va al grano. Pero no hay más modos alternativos, sino un montón de eventos que superar para conseguir todas las recompensas posibles y comprar todos los coches que podamos acumular. Aunque siempre podemos ir al modo libre a correr en cualquier pista, con cualquier coche y con las condiciones que elijamos.

Luego, eso sí, tenemos el modo multijugador, a donde parece que está enfocado todo el título, una vez nos hemos divertido y exprimido el modo historia. Y el modo para competir online es, lógicamente, una maravilla. El lugar donde se van a pasar la vida los fans del juego.

En definitiva…

Cuanto más juego a Forza Motorsport más disfruto su contundente experiencia de conducción. Aquí no tiene rival y, aunque hemos echado de menos un modo historia con más chispa y más modos diferentes que nos volaran un poco la cabeza (que se acercaran más a la saga Horizon, demonios) sólo podemos decir que ponerse a sus mandos es una delicia. Técnicamente es una locura.

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