Las dolencias persistentes como diabetes o diarrea crónica provocan también una inflamación constante del cerebro
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Hace décadas desde los primeros estudios que establecían conexiones entre los trastornos digestivos y las enfermedades como el Alzheimer. Los científicos llevan años advirtiendo de que alteraciones en la microbiota intestinal pueden desencadenar dolencias neurodegenerativas. Ahora, un macroestudio que ha analizado a cientos de miles de personas confirma aún más las hipótesis, informa en el vídeo Irene Fernández.
La investigación la ha llevado a cabo un equipo internacional con participación española. "En nuestro intestino radica un segundo cerebro", bromea Raúl Rivas, microbiólogo de la Universidad de Salamanca, uno de esos participantes. Aunque lo que dice es correcto. El sistema digestivo está muy conectado con el cerebro y "el resultado de este estudio refuerza aun más la asociación".
La conexión cerebro-estómago transmite también las enfermedades
Pero por ese sólido eje pueden transmitirse cosas buenas y no tan buenas. La investigación constata que quienes padecen trastornos intestinales persistentes, como diarreas crónicas, intestino irritable o diabetes tipo 2 tienen hasta el doble de probabilidad de desarrollar Alzheimer o Parkinson en la vejez.
"Ese eje es bidireccional, para bien y para mal. Una alteración crónica deriva en una neuroinflamación y esa neuroinflamación, si se mantiene en el tiempo, puede desembocar en una neurodegeneración", explica Rivas. Saber de esta conexión es importante, porque esos trastornos digestivos pueden aparecer mucho antes de que aparezcan los síntomas neurológicos del Alzheimer, es decir, pueden servir para ponernos en alerta.
Los problemas intestinales son un aviso
"Sí que deberían de encender un poco nuestras alarmas esos problemas intestinales", advierte Rivas. La detección precoz se vería muy beneficiada. "Si los podemos solucionar, en principio vamos a poder retrasar la aparición de síntomas neurodegenerativos o directamente que no aparezcan".
El estudio ha visto también una relación clara entre la diabetes tipo 2 y el Alzheimer y apunta a la deficiencia de vitamina D. Nuevas evidencias de que no todo es genético sino que existen "desencadenantes ambientales". Cada vez está más claro que la salud intestinal es clave para la salud cerebral.
El Alzheimer está en auge y contra él solo nos queda la prevención
El Alzheimer es una enfermedad cada vez más común en el mundo, en gran parte debido al envejecimiento paulatino de la población global. En España hay unas 800.000 personas diagnosticadas con esta enfermedad y cada año se diagnostican unos 40.000 casos más. Se cree que, del total, hay entre un 30 o 40% de personas que lo tienen pero a las que todavía no se lo han diagnosticado.
Su probabilidad de desarrollo crece con la edad, la cantidad de personas con la enfermedad se duplica cada cinco años después de los 65 años y las mujeres tienen más riesgo de padecerla. Según la Sociedad Española de Neurología, se espera que la cifra de personas con alzhéimer alcance los 3,6 millones en España para el año 2050, lo que triplicaría el número actual.
Hasta ahora los tratamientos disponibles solo ayudan a retrasar los síntomas, pero no lo revierten. Por eso los neurólogos hacen hincapié en la prevención. El 35% de los casos de Alzheimer se pueden atribuir a factores de riesgo modificables. Se recomienda controlar la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad, el tabaquismo, el sedentarismo, la depresión, la inactividad cognitiva, la hipoacusia y el aislamiento social. Esto podría potencialmente prevenir miles de casos.


