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Antes de hablar de cualquier otra cosa, Laia quiso que Labrador le diera una explicación por la manera en la que le había hablado en plató. El tronista reconoció que una vez más le han perdido las formas, pero que está cansado de que le monten esos pollos en plató. Solucionado el problema y con las cosas claras, los jóvenes estuvieron un ratito a solas y se calmaron, pero Labrador salió de la cita con la sensación de que su final está en el aire y que solo se va a ser posible si sus pretendientas quieren.









