Emma quiere saber qué piensan dos amigos de Jesús que están en las gradas sobre el enfado de su amigo. Ellos creen que Jesús debería haber dado su brazo a torcer porque Yanira le ha pedido perdón, pero también que Yanira está frenando su historia con él y así no va a llegar a ningún sitio. Jesús está muy raro y todos tienen la sensación de que tiene algo más que contar, pero el pretendiente intenta dejar claro que lo único que le pasa es lo que ha contado.