Albert se siente afortunado y ha contado con una sonrisa dibujada en la cara cómo fue la gran batalla con la que tuvo que enfrentarse cuando todavía era un niño: "Con 13 años tuve cáncer y después de darme quimioterapia durante dos años, no pudieron salvar mi pierna y la tuvieron que amputar. Ese día fue uno de los más felices de mi vida porque después de tanto sufrimiento de vivir casi tres años en un hospital, lo único que quería era salir allí y dejar de sufrir", nos ha explicado.