Joseba tiene una condición para enamorarse en ‘First Dates’: “Un mínimo de una ducha semanal”

  • Helena, a su cita en ‘First Dates’: “Me he peinado y duchado para la ocasión, la ducha del año”

  • Helena no encuentra su hobbie perfecto: “Busco algo que llene el vacío que dejó mi madre al morir”

  • Ver ‘First Dates’ (24/03/23), online y completo en Cuatro

Carlos Sobera ha flipado al saber que Joseba se conformaba con una chica que se duchara una vez a la semana y le ha pedido que subieran el listón a “una ducha al día”, pero no podía imaginar que su cita iba a terminar con Helena confesándole que se había dado “la ducha del año”.

Joseba no quiere ir de “fucker”, pero se ha presentado como un soltero al que no le gusta la monogamia. Nació en Santiago, pero lleva muchos años en Vitoria y ha entrado saludando en vasco al presentador de ‘First Dates’. A Carlos Sobera no le ha sorprendido que el soltero fuera peluquero y él le ha contado que al principio quería ser cocinero, pero que en los 2.000 le empezaron a llamar mucho la atención los cambios de look muy marcados “las chicas a los Britney Spears, los raperos…”.

En el amor solo ha tenido dos relaciones serias que se terminaron porque eran muy pequeños y asegura que todavía no hay nadie que le haya robado el corazón. De su cita espera pasárselo bien y encontrar algo bonito. El físico para él no es importante, pero sí necesita a una persona que se cuide un mínimo “que se duche por lo menos una vez a la semana”. Sobera ha flipado y le ha dicho “vamos a poner el listón un poquito más alto, una vez al día”.

Helena, su cita, es una joven que siempre soñó con ser profesora de ballet, pero estaba gordita y su profesora la machacó con que bajara de peso hasta que decidió dejarlo. Ahora siente que el ballet y sobre todo “los profesores son una mierda” y que nadie te puede decir que bajes de peso “eso es una lucha que tiene tú contigo mismo”.

Nada más llegar a la barra ha olido la bebida que estaba tomando Joseba y lo ha tenido claro “yo también quiero un Jagger con Red Bull”. El rollito “rockero rockabilly” de Joseba le ha gustado y él ha sentido que “no era lo que esperaba, pero mola”. La cita ha empezado bien de hecho, Matías les ha dicho que si no se conocían si se presentían.

La soltera le ha confesado a Joseba que estaba un poco nerviosa y que sobre todo era porque el corsé le estaba estrangulando. También le ha dicho que estaba contenta de que no le hubiera tocado un chico pijo porque ella no puede con la gente repipi. A Joseba le hubiera dado igual cenar con una chica pija porque tiene claro que lo importante de las personas es la actitud, no la vestimenta.

Helena se ha fijado en sus botas y se ha definido como una chica con mezcla de estilos, pero a la que le gusta ser choni. Él se acaba de cortar el pelo y siente que la gente ha cambiado su forma de mirarle “antes lo tenía largo y con la parte de atrás rosa”. Algo que a Helena le ha encantado porque le flipa el color rosa.

El soltero le ha contado que decidió dejar el trabajo “pasarme un verano de puta madre e irme a vivir a Tokio” sin embargo, le pilló el confinamiento y sus planes se truncaron. A Helena le ha sorprendido muchísimo que quisiera vivir en Japón y que hablara un poquito el idioma. Ella ha comenzado muchas aficiones, pero las termina abandonando porque ninguna la llena del todo. Asegura que siempre ha estado muy interesada por el dinero, pero que desde que murió su madre no para de buscar algo que la llene “y ocupe el vacío que me dejó”.

Joseba le ha dicho que se le daba muy bien el maquillaje y ella le ha confesado que de pequeña quería ser gogó “me gusta mover el culo”. Él se ha reído porque a él también le gusta y le ha dicho que igual en Londres tenía mucho futuro porque allí no saben moverse “Para allá que me voy”. Al soltero le estaba gustando la naturalidad de su cita.

Helena se ha reído mucho al ver que Joseba bromeado con la forma de limpiarse con la servilleta y le ha confesado que ella nunca se pintaba los labios “luego parece que vengo de hacer cosas que no son”. En el reservado se han imaginado qué les gustaría que pasara después de la cita y ambos han tenido claro que sería guay que les pagaran un hotel.

En el momento de la decisión final, Helena le ha confesado que se había peinado y duchado para la ocasión “la ducha del año” y que estaba encantaba porque los dos tenía el mismo rollito “puterío” y se han ido directos a tomar otra copa “o cinco”, las que fueran surgiendo.