La conversación de Nogueira con su amigo: “Es divertido. Los niños ni corren"

Noticias Cuatro 31/10/2018 08:18

“Metí en la bolsa a la mujer y los niños. Me he lavado”, le cuenta Patrick Nogueira a su amigo Marvin, que está en Brasil en el momento de los hechos. Acaba de matar, presuntamente, a su tía y a sus primos, de dos y cinco años, y le cuenta a su amigo durante 14 minutos y de forma minuciosa cómo ha acabado con los pequeños. “Es divertido. Los niños ni corren, se quedan agarrados”.

El amigo, entre risas, le llama Patrick, el asesino, y le ayuda a planificar su ayuda. “Tienes que seguir pensando minuciosamente para no meter la pata” y el acusado le responde: “La clave es salir de aquí sin que nadie me vea”.

Se mandan fotos y archivos de voz y comparten su preocupación por acabar en una cárcel brasileña. Nogueira admite que no le importaría acabar en una cárcel en España, terminar preso en Brasil si le preocupa más.

Para la defensa es el supuesto daño cerebral que Noguiera padece el que explica, que no justifica, sus actos. El Ministerio Fiscal pide para el acusado prisión permanente revisable. Hoy solo queda escuchar a Noguiera.

LA CONVERSACIÓN ENTRE PATRICK NOGUEIRA Y SU AMIGO

Patrick Nogueira- Mi tío no llegó aún. Lo que pasa es que no voy a tener dónde enterrar a la gente. Jajajajaja. Hay sitio aquí en la finca, pero las paredes son una red de metal. Y hay un terreno baldío aquí al lado. […]

P.N.- He dudado de mí mismo, pensé que me daría asco. Pero me convencí de una cosa. Yo soy un enfermo de verdad. […]

P.N.- Hermano, tenías que haberlo visto. Yo arrancando los órganos para meterlos en otra bolsa.

A.- Has llegado para matarlo a él, ¿pero cómo?

P.N.- Hermano, él es el único que no está.

A.- ¿Estaba duro?

P.N.- Metí en una bolsa a la mujer y a los dos niños. Ya están guardadas y la casa limpia.

A.- Ah, vale, los has matado a todos menos a él.

P.N.- Me he lavado.

A.- Jajajajaja.

P.N.- Sólo estoy esperando al cuarto integrante. [...]

P.N.- Abrir a alguien por la mitad da demasiado trabajo, mi hermano.

A.- Me lo imagino, debe ser duro.

P.N.- Le di una cuchillada. Palada. Y he usado esas tijeras gigantes de partir las ramas y aun así no lo conseguí. He tenido que usar las manos. […]

P.N.- Nada. Mi cuchillo ya le estaba cortando toda la garganta a ella, tío. No te jode, los niños empiezan a gritar. Divertido que los niños ni corren. Sólo se quedaron agarrados. […]

P.N.- El niño de un año habla algunas palabras. Pero ahora no habla nada. [...]

P.N.- Por lo menos hice todo con guantes. No hay huellas. Ahora espero no fallar matando ese mierdas. He envuelto cada cuerpo con cuatro bolsas y les he pasado la cinta americana para que la bolsa no se rompa. [...]

P.N.- El negocio es salir de aquí sin que nadie me vea, porque si nadie me ha visto en el bus tampoco lo harán. [...]

P.N.- Tengo hambre. Y ese desviado no llega. Está todo seco. Y tener que ensuciar de nuevo, volver a partir el cuerpo por la mitad otra vez. Meter los órganos en una bolsa, después limpiar. [...]

P.N.- Pensé que iba a cambiar algo en mi vida. [...] Pensé que me iba a sentir más vivo. [...] Me resulta divertido. Con lo que sufro es con la ansiedad y no con el hecho. Ayer, cuando preparaba todo, no era capaz ni de beber agua de tanta adrenalina. Me hacía querer vomitar hasta lo que respiraba. Y en el momento en que entré en el autobús me convertí en una ameba. Lo único que sentía era sueño. Es una ansiedad demoníaca, nunca había sentido esto antes. También porque esta es la primera vez que yo hago alguna cosa violenta sin tener ninguna enfermedad previa. Generalmente, antes de hacer estas mierdas tengo visiones. Loco. Me entran ganas de gritar. Yo estaba yendo para la academia, entrenando, comiendo un helado, y ahora estoy aquí.

Hemos eliminado la parte de la conversación más dura. Ambos siguen conversando hasta que Patrick coge el autobús.