El examen in situ del cadáver de Blanca no aprecia traumatismos explícitos de impacto

  • Su cadáver fue localizado en una senda desde la que se inicia la subida a La Peñota

  • Ni el lugar ni la posición del cuerpo hacen pensar que se haya podido caer desde lo alto

  • La investigación aguarda a conocer la autopsia

Fue un testigo que se encontró a Blanca Fernández Ochoa el día 24 besando la estatua de su hermano y santiguándose el que dio la pista definitiva para que los equipos profesionales abordasen este miércoles 4 de septiembre la búsqueda de la esquiadora con una misión concreta. Subiendo a una zona que conforman tres picos, en La Peñota, hallaron a Blanca. No estaba arriba, estaba en una senda desde la que se inicia la subida.

No se aprecian traumas explícitos de impacto

El primer análisis forense practicado in situ apunta que podría llevar muerta más de una semana. Su cuerpo habría permanecido varios días a la intemperie, dificultando así el examen visual, que no obstante no aprecia golpes o traumas explícitos de impacto.

Además, alrededor del cuerpo no se hallaron piedras que hiciesen pensar en un posible accidente. Y ni la posición ni el lugar llevan a pensar tampoco en que se haya podido caer desde lo alto.

Será la autopsia definitiva la que determine las circunstancias de la muerte.

Dijo a su familia que quería estar sola

Junto al cadáver de la esquiadora han hallado su mochila, en la que se encontraba el tique de su última compra en un centro comercial de Pozuelo, en Madrid: el día 24 por la mañana compró queso y presuntamente se marchó a la sierra.

Su coche fue visto un día después a las seis de la mañana aparcado en Cercedilla. Desde ese parking al lugar donde la han encontrado hay dos horas de caminata. Blanca pasó allí la grandísima tormenta que cayó el lunes 26 en la Comunidad de Madrid. Se marchó sin teléfono. Dijo a su familia que quería estar sola.