Si el discurso inaugural del Presidente en funciones ha estado exento de alusiones a su posible coalición con Unidas Podemos, las réplicas han sido un ‘toma y daca’ entre Sánchez e Iglesias. El socialista le ha vuelto a tender la mano del diálogo al líder de UP, pero también ha abierto una brecha en la consolidación de ese acuerdo que todos los votantes de izquierdas de España están esperando.
“Si finalmente no llegamos a un acuerdo de Gobierno, pueden abrirse otras opciones de acuerdo de investidura, otros escenarios sin la incorporación de Unidas Podemos al Gobierno. Un acuerdo de contenidos”, ha dicho Sánchez, en una clara alusión a la abstención. Sánchez ha insistido, entre abucheos, en que Podemos no debe volver a votar en contra de un gobierno socialista como ocurrió en 2016, esta vez, añadiendo que lo harían "junto a la ultraderecha española".
Pablo Iglesias, por su lado, le ha recordado al Presidente en funciones los resultados de las elecciones del 28-A: “Le recuerdo que los españoles no quieren un gobierno de un partido único”, ha dicho, reforzando la idea de que lo que se tiene que hacer es un gobierno de Unidas Podemos y Sánchez, que nada tiene que ver con la “cooperación” de la que se ha estado hablando en los últimos días.
Podemos se ha negado a un acuerdo en el que su formación tenga un papel “meramente decorativo”. Ha sido aquí cuando Pablo Iglesias ha desvelado algunos de los contenidos de las negociaciones a las que el PSOE les dijo “ni hablar”: “¿Qué nos han ofrecido ustedes”, le ha preguntado. “Dígaselo a la cámara”.
También le ha recordado algo que dijo antes de las elecciones generales: “A tres días de la votación, usted dijo que no tendría ningún problema en pactar con nosotros”. También ha tirado de hemeroteca para hacer un duro reproche: “No me hable de presiones porque usted mismo dijo en una entrevista que sufrió presiones por parte del grupo PRISA para que no gobernara con nosotros. Sea usted más prudente cuando habla”, ha concluido en una jornada llena de reproches.