Según informa People, Rosie, de 35 años y madre de tres hijos, llegó a pesar 186 kilogramos después de que vivir varios acontecimientos traumáticos en un corto periodo de tiempo. “Toqué fondo y empecé a ganar peso”, explica, “le diagnosticaron a mi hijo una parálisis cerebral leve y mi matrimonio se vino abajo”.
Durante un tiempo, Rosie cuenta que se resignó a ser más grande a pesar de que su calidad de vida había caído en picado. “Tuve que contratar a una niñera para que jugara con mis hijos”, afirma.
El punto de inflexión llegó cuando a la hora de comprar un billete de avión el empleado de la compañía aérea le dijo que necesitaría dos asientos. “Fue muy grosero, me dijo delante de todo el mundo que tenía que comprar dos billetes”, cuenta que en ese momento decidió cambiar su estilo de vida.
Ahora, dos años después, su vida ha cambiado. Rosie ha perdido más de 95 kilogramos y su carrera de modelo se ha disparado. “He conseguido protagonizar una campaña publicitaria para Navidad”, afirma y, lo más importante, “puedo disfrutar con mis hijos”.