Aumenta la tensión en el Estrecho de Ormuz, pocas veces una franja de mar tan pequeña ha tenido tanta importancia. Por este estrecho pasa el 30% de todas las exportaciones de petróleo del mundo. “Hablaremos con Reino Unido, y esto solo demuestra lo que estoy diciendo sobre Irán, solo dan problemas, nada más que problemas”, dice Donald Trump. En esta zona, desde hace semanas se atacan buques, se derriban drones y se apresan barcos petroleros.
El último ayer. La guardia revolucionaria iraní mantiene retenido en una base militar al buque británico Stena Imperio y a sus 23 tripulantes por no cumplir las leyes y regulaciones marítimas. “Esto es completamente inaceptable. Se debe mantener la libertad de navegación. Tenemos una reunión de gobierno de emergencia. Responderemos de una manera contundente y tememos claro absolutamente que si la situación no se resuelve rápidamente, habrá serias consecuencias”, explica el presidente estadounidense.
Irán también interceptó un segundo petrolero, con bandera liberiana pero de propiedad británica aunque unas horas después lo dejó continuar su rumbo. “No estamos buscando opciones militares. Estamos buscando una forma diplomática para resolver la situación, pero tenemos muy claro que debe resolverse”, añade Trump. Casualmente estas acciones de Irán coinciden con el anuncio del gobierno británico de mantener retenido un mes más en Gibraltar a un petrolero panameño con crudo iraní que se dirigía a Siria.
Mientras tanto Donald Trump, desde el despacho Oval, no se mostraba preocupado por estas acciones de la guardia revolucionaria iraní: “No, en absoluto. Tenemos a la mejor gente del mundo. Tenemos el mejor equipo del mundo. Tenemos los barcos más grandes, los barcos más mortíferos. No queremos tener que usarlos, pero son los barcos más mortíferos jamás concebidos. Esperamos por su bien que no hagan tonterías. Si las hacen, pagarán el precio más alto que jamás nadie ha pagado”.
Tras el mensaje emitido, aumentaban aún más las sanciones contra Irán. Penalizaciones que dan su fruto como en Brasil, donde desde hace dos meses hay dos cargueros iraníes con maíz parados porque la empresa estatal de petróleo no les vende combustible para zarpar.