‘Nos roban el trabajo’, ‘abusan de los servicios sanitarios y de las ayudas’... Estos son algunos de los tópicos más escuchados y propagados por políticos sin escrúpulos. Sin embargo, los datos de las ONG y de otras organizaciones desmienten estas frases hechas, que a veces repetimos sin percatarnos de que no se ajustan a la realidad de la inmigración en España y Europa. Ni hay una avalancha, ni nos quitan el trabajo, porque en su mayoría realizan trabajos pocos cualificados, ni colapsan el sistema sanitario, porque los datos indican que acuden menos que los españoles.
“Las migraciones no son una amenaza, sino una oportunidad y necesidad para países como España, con una población envejecida que necesita su aportación en todos los ámbitos, también en el demográfico”, ha defendido y recalcado la Secretaria de Estado de Migraciones, Consuelo Rumí durante un acto de conmemoración del Día Mundial del Migrante en la Secretaría de Estado de Migraciones en Madrid.
A este respecto, Rumí ha incidido en la necesidad de “derribar estereotipos” y las imágenes que a veces se da de las migraciones. Una imagen que, subraya, en numerosas ocasiones “no tienen nada que ver con la realidad”.
"La mayor parte de las informaciones y los debates muestran la parte más dramática, las pateras, las vallas de Ceuta y Melilla, las tragedias, pero después se olvida rápidamente qué ha sido de esas personas, las que han perdido la vida o las que viven entre nosotros", ha precisado.
Más allá de nuestras fronteras, nos sorprende y nos conmueve la historia de Ali Hasan y su familia. Su hijo, Abdullah, tiene dos años y una enfermedad cerebral rara. Hace cinco meses ambos viajaron desde Egipto hasta un hospital de California, EEUU, donde los médicos le han confirmado que no sobrevivirá. La madre del pequeño quiere despedirse de él, pero es yemení y tiene prohibida la entrada en Estados Unidos por el veto migratorio de Donald Trump.
Entre lágrimas, Ali Hasan hace este llamamiento desesperado: “El tiempo se acaba, por favor, ayúdennos a reunir a mi familia de nuevo”. "Mi mujer solo quiere besar y abrazar a su hijo por última vez", ha suplicado, consternado, en un llamamiento ante las cámaras de distintos medios locales.
Desde el departamento de Estado aseguran que la petición se está procesando, pero todos temen que llegue demasiado tarde.