El citomegalovirus, la enfermedad silenciada

  • Los padres denuncian la falta de prevención

Es una enfermedad silenciosa, pues apenas tiene síntomas, pero también silenciada porque los padres que ven como sus hijos han sufrido sus consecuencias denuncian la falta de prevención. De hecho, los mejores médicos especialistas en la materia reconocen que hay falta de concienciación entre sus compañeros. Se refieren al citomegalovirus.

Básicamente, se trata de un virus muy común, incluso quien lo contrae probablemente ni se dé cuenta de está infectado ya que se percibe como un leve constipado sin mayores consecuencias. El problema viene cuando la persona infectada es una mujer embarazada. Ahí existe el riesgo de que la mujer transmita al feto el virus y que éste nazca con graves secuelas de por vida. Pueden ser desde tiene sordera profunda, parálisis, epilepsia grave, etc. De hecho, algunos niños a los que se detecta falta de audición en su infancia y que no encuentran su origen posiblemente que ver con que fueron infectados en el seno materno. De todas formas, el 80% de los bebés cuyas madres estén infectadas no tendrán problemas y secuelas. Es el 20% restante el que desarrollará sordera, parálisis, etc.

Si está embarazada seguro que le han advertido de todos los riesgos con la toxoplasmosis y otro tipo de infecciones. Debe tener cuidado con los vegetales, los embutidos, lácteos crudos, etc. Sin embargo, ¿le han dicho algo con tener cuidado con dar un beso cerca de los labios a otros niños de la casa? ¿Qué se lave muy bien las manos después de cambiar los pañales de los hermanitos? Precisamente, son factores de riesgo por los puede contagiarse el citomegalovirus. El caso es que si la toxoplasmosis se da un 0,017 por cada mil embarazos y el citomegalovirus se dan 6 por cada mil. Es decir, tiene 352 veces más posibilidades de contagiarse del citomegalovirus que de la toxoplasmosis y sin embargo no se advierte de este riesgo.

Los padres de la asociación familiascmv.org denuncian la falta concienciación en muchos profesionales sanitarios. Algunos nos recuerdan que les justificaron no hablarles de la posibilidad de contraer la enfermedad para “no alarmar a las embarazadas, ya que como no tiene cura…”. Sin embargo, no esto no es así ya que existen terapias que sí están mitigando las posibles secuelas. En cualquier caso, es evidente que es mejor enterarse cuando antes de que el feto puede tener una enfermedad para empezar cuanto antes las terapias.

Ni siquiera, en los análisis que se hace rutinariamente a las embarazadas se busca rastro del citomegalovirus, cuando podrían aprovecharse. Se buscan rastro de rubeola cuando tiene una incidencia muchísimo menor que el citomegalovirus.

Hablamos con dos de los mayores especialistas médicos en citomegalovirus congénito (el que se transmite de la madre al hijo). Daniel Blázquez, del hospital 12 de Octubre y María de la Calle, del hospital La Paz, ambos de Madrid. Admiten que falta un esfuerzo por parte del colectivo médico para concienciar sobre los riesgos de este virus puede provocar en el feto sobre todo cuando es una enfermedad que se da más que otras sobre las que sí se advierte. Además, nos previenen sobre como las embarazadas pueden contraerlo. Principalmente, a través de otros niños que cuando van a la guardería se contagian y estos se lo pasan a su madre que está embarazada. Sin embargo, no siempre tiene porque ser así. De hecho, en la asociación familiascmv.org nos encontramos con una mujer embarazada primeriza que está infectada. Por eso, hay que tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Lavarse muy bien con agua y jabón las manos sobre todo después de cambiar pañales, dar de comer a niños, limpiarle la nariz, tocar sus juguetes.
  • No compartir cubiertos o vasos y ni mucho menos llevarse el chupete del hermanito a la boca.
  • Limpiar mesas y superficies que estén en contacto con orina o saliva de niños pequeños.

Otro de los problemas que denuncian los padres es el de la falta de apoyo para la atención temprana a sus pequeños. Los niños que nacen con secuelas cuentan con los servicios de la seguridad social hasta cierta edad. Después los logopedas, fisioterapeutas y otro apoyo médico se lo tienen que pagar de su bolsillo, sin ningún tipo de ayuda de las consejerías sanitarias.