Así se opera el corazón de un bebé

  • Enzo, de 6 meses se sometió a una valvuloplastia pulmonar

  • La valvuloplastia pulmonar es una intervención en un corazón del tamaño de una nuez

  • A través de la ingle se introduce un catéter que se mueve por el cuerpo hasta llegar al órgano

Ahora que la pandemia está remitiendo gracias a avances médicos como la vacuna, no deja de llamarnos la atención otros muchos tratamientos que quizá pasen desapercibidos. Como la operación de Enzo, un bebé de seis meses. Su corazón es del tamaño de una nuez. Si para el equipo de cardiología pediátrica del Hospital 12 de Octubre que dirige Alberto Mendoza es habitual intervenir un corazón tan minúsculo, para todos nosotros no deja de ser magia. Junto a él está también la cardióloga pediátrica Lola Herrera, médicos anestesistas como Manuel Romero o enfermeras como Sonia López entre otros muchos.

El diseño de la intervención de Enzo, se efectúa días antes. En ella que se dictamina que hay que realizarle una valvuloplastia pulmonar. Una operación en la que se hace llegar a través de las venas un catéter hasta una válvula del corazón estrechada. Al llegar allí se infla de golpe y deja la válvula ensanchada para siempre. De esa forma, la sangre circulará con normalidad dentro del corazón.

Los padres de Enzo, Natalia y Julio, están muy nerviosos antes de la operación. Al bebé le trasladan en su cuna hasta la mesa de operaciones. Mientras mueve sus bracitos, le van colocando los sensores para controlar sus constantes vitales. Empiezan a anestesiarle. Curiosamente, uno de los mitos más extendidos hasta hace unos 40 años, incluso en la medicina, es que los bebés no sentían dolor, cuando es justo todo lo contrario.

Como nos reconoce Francisco Reinoso, anestesiólogo, profesor de medicina y colaborador de la fundación Grünenthal contra el dolor. “Hace unas décadas a los bebés se les daba un relajante muscular para que no se movieran durante la operación, nada de anestesia. Imagina el dolor que podían sentir. Porque de hecho, los bebés, a diferencia de los adultos, no tienen desarrollado el sistema nervioso que inhibe el dolor. Es decir, ante el mismo estímulo, un bebé siente más dolor que nosotros”.

La operación continúa. Para llegar a esa válvula cardiaca, Alberto Mendoza nos comenta que “nos vamos guiando a través de Rayos X, por eso llevamos estos pesados equipos de protección tanto en el cuerpo como en el cuello”. Una vez que llegan a ella, es el momento de inflar el balón del catéter y a su anchura justa. Si no es lo suficientemente grande no desgarraría controladamente el velo de tejidos de esa válvula que hay que ensanchar, pero si se pasan con el inflado podrían romper el vaso y provocar una gravísima hemorragia.

Finalmente, la operación fue un éxito. Visitamos a Enzo días después de la operación. “La verdad, es que ahora le notamos que se mueve más” señalan los padres, Natalia y Julio, que no dejan de agradecer el trabajo a los sanitarios públicos que han operado a su hijo y que ahora tiene el corazón lleno de fuerza.