Los vecinos intentan recobrar la vida en el pueblo ucraniano de Pasat Prokovsk, destruido por los rusos

  • Los vecinos intentan recobrar la vida que tenían en Pasat Prokovsk, pueblo ucraniano destrozado por los rusos

  • Unos 300 de los 3.000 habitantes que fueron evacuados han regresado al municipio, a unos 30 kilómetros de Jersón

  • Sin luz, agua y gas, las ganas de vivir y la madera, que es gratis, es lo único que abunda en la localidad

El 95% del municipio ucraniano de Pasat Prokovsk, a 30 kilómetros de Jersón, está destruido. Durante 6 meses, sus calles fueron la zona cero de la batalla y escenario de la muerte de al menos 25 personas, sin contar a los militares.

De sus 3.000 vecinos, que fueron evacuados, unos 300 se atreven, poco a poco, a regresar e intentar recuperar algo de la vida que tenían. Eso sí, no resulta nada fácil puesto que carecen de luz, agua y gas.

Las minas y los proyectiles sin estallar, un peligro en Pasat Prokovsk

Marcos Méndez muestra la cruz rosa pintada en el suelo, que significa que la zona ha sido desminada. No obstante, siguen siendo un peligro puesto que, afirma, "todos los días encuentran algún proyectil o alguna mina que están sin estallar".

Los campos están sembrados de dichas armas y los que han vuelto se dedican a recogerlas, con el peligro que eso conlleva. Tan sólo esta semana, cuatro personas han fallecido en la región por culpa de las minas.

Vladimir enseña los proyectiles que ha almacenado en los pocos días que lleva en la localidad. Está intentando arreglar su casa, donde todo ha desaparecido. Las tropas del Kremlin también han destrozado la escuela, el centro social y las gasolineras.

Viacheslav intenta arar una tierra donde cultivaban tomates, pimientos y judías. Ahora, ese terreno está más seco de lo normal y quemado puesto que los rusos emplearon fósforo blanco. Muestra su pozo, de tres metros de profundidad, donde apenas observamos una minúscula capa de agua.

Los invernaderos ya no existen, ni el comercio. Por eso, Iiana trae desde Jersón los productos que, antes del comienzo de la invasión ordenada por Vladimir Putin, Pasat Prokovsk vendía en la capital, Kiev.

Las ganas de vivir y la madera, que es gratis, es lo único que hay en abundancia en este pueblo.