Fabricantes sanitarios reclaman ser sector estratégico

  • Pasados tres años del decreto de alarma por pandemia volvemos a comprar masivamente material sanitario a China

  • Los empresarios se quejan de que en las licitaciones públicas prima exclusivamente el precio y no otros factores como la huella medioambiental

  • El 90% de los productores de mascarillas ha cerrado

Este martes, se cumplen tres años del decreto de alarma por la pandemia de covid-19. Hasta fecha de hoy a se han contabilizado oficialmente 119.618 según el Ministerio de Sanidad. Si bien, como ya contamos en este reportaje ‘Descoordinación autonómica contra el covid-19’, sigue siendo un gran desbarajuste conocer las auténticas cifras debido a que comunidad autónoma los contabilizaba de forma diferente.

En cualquier caso, en aquel entonces España no era capaz de fabricar mascarillas y solo había una única factoría de respiradores en España: Hersill. Esta empresa familiar de unos 70 trabajadores, de los cuales ocho son ingenieros, fue clave para salvar miles de vidas. La visitó el Pedro Sánchez, junto con otros dos ministros, el de Sanidad, Salvador Illa, y la de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.

Tres años después regresamos para saber en qué quedaron las palabras que en su visita pronunció el presidente: “La producción nacional, es una lección que tenemos que aprender”. En Hersill, nos atiende su gerente Óscar Jordán, señala que pese a que “hay sensibilidad al respecto, lo cierto es que se vuelve a lo cómodo a comprar producción procedente de Asia”. Afortunadamente a esta empresa fundada en 1973 le va bien pero advierten de lo importante que es fortalecer la industria nacional. En esto, es importante señalar que una cosa es tener la fábrica funcionando en España y otra muy distinta tener el domicilio social aquí pero la producción en el extranjero.  

En el caso de los fabricantes de mascarillas, el 90 % de las industrias han cerrado. Alentae aguanta. Esta factoría de La Coruña es considerada de economía social especializada ya que emplea a gran número de personas con discapacidad. Como nos señala su responsable Sandra Caamaño: “sobrevivimos como podemos. Es imposible competir en una licitación sanitaria con productos que llegan de Asia a 0,01. Se tendría que valorar más otros factores como la huella medioambiental”. Así es, mientras que las empresas radicadas en España deben cumplir con una normativa muy exigente de la Unión Europea las de Asia no, por no hablar de la huella de carbono que genera al importar desde miles de kilómetros . Este comportamiento, por parte de la administración sanitaria podría parecer hipócrita. Es decir, se insiste en el cuidado medioambiental de aquí pero se compran productos a empresas extranjeras que o lo incumplen o al menos no tienen la certificación de que lo hacen. 

Puede pensar que como la pandemia ya pasó no hay peligro y estas empresas radicadas en España no son necesarias. Sin embargo, la ciencia nos recuerda que vendrán debido a la deforestación y cambio climático ya que el 75 % de los virus son de origen animal que salta al humano como el covid-19. De hecho, hace poco tuvimos un brote con el virus del mono y otro con el de Marburgo. Afortunadamente no se extendieron, pero es cuestión de probabilidad que el siguiente brote lo haga.