El primer ministro canadiense Justin Trudeau regresa de su viaje a la India con su popularidad en mínimos. Primero, su vestuario: "demasiado indio incluso para los propios indios", como ha recalcado la prensa del país, criticando que se ha parecido más a las vacaciones de una familia que a una visita de Estado. El problema es que, además, invitó a un terrorista a una cena en su honor. Y se fotografió con la esposa de Trudeau.