La historia del naufragio cántabro que impactó a Iker Jiménez de niño: así fue el milagro que enmudeció a España

La historia del naufragio cántabro que impactó a Iker Jiménez cuando era un niño
Juan Daniel Escurza
  • Es la historia del pescador Juan Daniel Escurza, el hombre que permaneció 56 horas a la deriva en medio del mar Cantábrico

  • Las galernas, o aparición súbita de viento de noroeste: “Para los pescadores cántabros es sinónimo de muerte”

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Esta es la historia de un naufragio, una catástrofe que marcó al mismísimo Iker Jiménez cuando solo era un niño: “Recuerdo que hicimos una excursión a Bermeo y allí vi aquel mural, el que representaba la tragedia”.

Tal y como cuentan los archivos de la época, un fatídico 11 de agosto de 1912 varias embarcaciones precarias fueron sorprendidas en el mar Cantábrico, a la altura de Bilbao, por una feroz galerna, o lo que para los pescadores cántabros significa “muerte”. Técnicamente se trata de la aparición súbita de un viento de noroeste, rafagoso que incluso puede levantar oleaje: “Todos los años morían varios pescadores a causa de galernas, mi abuelo decía que cuando había galerna más de una cabeza perdía su chapela”.

Según el periodista Ibón Pérez, el naufragio provocado por la galerna de 1912 es el fenómeno natural más dramático de la historia de España: “Los marineros aquel año no habían pescado prácticamente nada y aquel día decidieron apurar las horas de luz, pese a que el señero les avisó de que se acercaba mal tiempo y debían volver a tierra, no todos le hicieron caso”.

naufragio

El tremendo temporal que se desencadenó en minutos comenzó a hacer naufragar las pequeñas embarcaciones, en una de las cuales un patrón consiguió sobrevivir agarrado a dos palos que ató con cuerdas: “Pasó 56 horas a la deriva, viendo como sus compañeros se rendían y se dejaban morir”.

Cuentan los testimonios de los que lo vivieron, que cuando rescataron a Juan Daniel estaba completamente quemado por el sol y por las picaduras de las gaviotas: “Dejaban que se posaran encima de él y cuando estaban desprevenidas las agarraba y rajaba para beber su sangre y no morir deshidratado”.

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