Don Hipólito, el cura malagueño que alcanzaba el éxtasis copulando con sus feligresas: "Las captaba en el confesionario"

  • Hipólito Lucena abusaba de sus feligresas con engaños: “Le gustaba meter la cabeza de las mujeres en el sagrario y en aquella postura copulaban”

  • A consecuencia de estas prácticas, muchas de esas mujeres quedaron embarazas del cura

  • Hablamos con la sobrina de una de esas mujeres: “Mi tía guardaba fotos de él”

Los casos de abusos en el seno de la iglesia, lamentablemente, siguen estando de actualidad. Sin embargo, los abusos perpetrados por hombres de Dios han ocurrido desde hace siglos. Hoy, en ‘Cuarto milenio’, hablamos del sacerdote Hipólito Lucena, un cura de Málaga que en los años cuarenta abusó de decenas de feligresas convenciéndolas de que así se acercaban a Dios.

Hipólito Lucena nació en 1907 y con solo 23 años fue ordenado sacerdote. Este cura malagueño comenzó a comportarse de manera extraña desde bien temprano y no tardó en decantarse por prácticas muy alejadas de la fe cristiana establecida.

Hipólito captaba feligresas en su parroquia de Santiago Apóstol y las convencía para que mantuviesen relaciones sexuales con él: “Eran las llamadas ‘hipolitinas’, mujeres de distintas edades, por lo general de baja cultura y nivel social, que confiaban en este párroco y se prestaban a sus oscuros rituales”.

Según los testimonios de los investigadores, los comportamientos de Lucena llegaban a ser verdaderamente aberrantes: “Practicaba sexo con las feligresas por la noche, a los pies del altar, le gustaba meter la cabeza de las mujeres en el sagrario y en aquella postura copulaban”.

Hablamos con la sobrina de una de esas mujeres abusadas

Pilar Oriente es sobrina de una de esas llamadas ‘hipolitinas’, una de esas mujeres que fueron abducidas por el sacerdote y que acabaron creyendo que efectivamente a través del sexo ofrecían su favor a Dios:

“Cuando mi tía murió recogí de su casa varios álbumes de fotos, con el tiempo descubrí que uno de esos álbumes era sobre el sacerdote, en las fotografías aparecían mi tía y otras mujeres con este depravado”.

Para Pilar no existe duda alguna, Hipólito Lucena fue un ser repugnante que se sirvió de su posición de poder y del bajo nivel cultural de sus devotas para llevar a cabo sus fechorías: “Muchas de ellas, como el lógico, quedaron embarazadas y se vieron obligadas a abortar por sus propios medios”.