“Todo lo que ocurre en el vientre materno sigue siendo misterioso”, comienza a decir Iker Jiménez para introducir este tema de lo más interesante. Pero es Carmen Porter quien nos va a dar las claves de este umbral de lo desconocido, que los disgustos, las cuestiones traumáticas, pueden afectar a feto y traerle consecuencias.
Nos trasladamos para ello hasta Ruanda y hasta los conflictos que hay entre dos tribus, las cuales llegan a matarse entre unos y otros en lo que se llamó ‘Los 100 días de terror’, un auténtico genocidio, en el 94. Se hizo un estudio entre las madres que vivieron todo aquello y las que no, y los resultados fueron de lo más asombrosos.
En esa zona se han detectado numerosos casos de estrés postraumático e, investigando, se llegó a la conclusión de que esa enfermedad mental tuvo lugar por haber presenciado tantas escenas violentas. Además, se hizo un estudio entre las mujeres embarazadas que vivieron ese horror e incluso fueron violadas y las que no y descubrieron “hubo una modificación cerebral de las madres y fetos.
A esto se le llama, concretamente, “modificaciones químicas epigenéticas y pueden tener respuesta rápida a un trauma”. Esto supone que “los traumas se pueden transmitir” y es cuando Iker y Carmen reflexionan sobre el hecho de que haya personas sufriendo unas consecuencias de las que no son culpables.
Vicente Romero, el doctor Gahona y Martín-Loeches analizan esta increíble investigación y, concretamente Loeches nos explica cómo se produce: “lo que se alteran no son los genes, sino la forma de expresar los genes”, nos aclara a través de los siguientes pasos: 1) mujer embarazada; 2) sufre un daño psicológico; 3) se produce el proceso epigenético del cerebro de la madre al del niño; 4) expresión genética y 5) aparición de síntomas de estrés postraumático.