Aldo Linares visita una prisión de la Inquisición española: “Esta parte no me gusta nada, es como muerte y olvido”

  • Aldo Linares dice haber escuchado llantos

El equipo de 'Cuarto Milenio' se ha adentrado en el Palacio de la Condesa de Casares, en Jerez de la Frontera, un lugar que, según investigaciones recientes, fue una prisión en la Inquisición. El sensitivo Aldo Linares ha acudido al lugar para identificar de dónde provienen los fenómenos paranormales que los testigos dicen haber experimentado.

Durante su expedición por las diferentes salas, Aldo no se ha quedado indiferente. Asegura haber sentido la presencia de un hombre mayor “con algo grave en el vientre” nada más entrar. A medida que subía las escaleras ha empezado a hablar sobre una señora gorda, con pelo negro y bien peinado mientras el péndulo se aceleraba alcanzando gran velocidad. Pero, al llegar a la sala que utilizan a modo de almacén, su gesto ha cambiado completamente: “Esta parte no me gusta nada, es como muerte y olvido” y dice haber escuchado llantos.

Al desplazarse hacia la otra parte del palacio, parece que todo se ha calmado. Y, aunque han descubierto una fotografía que contenía en el interior del marco insectos y un mechón de pelo rubio que podría haber pertenecido a la niña que los testigos confesaron haber visto, los lloros no se escuchaban allí.

Aldo afirmó haber sentido la presencia de una mujer “que se encarga de vigilar a una persona joven que debió sufrir un accidente”. Además, al pasar por delante de una estantería llena de fotos antiguas, ha logrado reconocerla. David, propietario de este misterioso lugar, se encuentra en silla de ruedas. Aunque no ha querido aparecer en el reportaje, en las conversaciones posteriores aseguró que la mujer de la que hablaba Aldo y a la que había reconocido en la foto era su madre. Se lo tomó con buen talante y pensó que quizás, de alguna manera, su madre se encontrara todavía en las instalaciones velando por él.