Camino a Santiago

CUATRO 30/06/2009 18:56

Desde el año 813, millones de personas de todo el mundo han peregrinado a Compostela. Recorren cientos de kilómetros a pie, a caballo o en bicicleta para abrazar la imagen del Santo y dar tres cabezazos en el Pórtico de la Gloria. En la Plaza del Obradoiro acaban todos los caminos, entre ellos los más transitados: el primitivo, el francés o el portugués. Muchos peregrinos continúan hasta el antiguo fin del mundo, Finisterre, igual que hace mil años, para quemar la ropa "todo lo malo del camino y volver a casa", explica Manolo, que acaba de superar un cáncer.

Hospitaleros de siempre ofrecen al peregrino comida, bebida y un lugar donde pasar la noche, acompañado de decenas de personas. "Todos roncan" avisa Jesús mientras invoca a las meigas gallegas junto al fuego. Tomás, el Templario, les recibe con espadas; Marcelino, el de la locura, con un puñado de cerezas "gratis, porque el camino se ha prostituido" y Pablito, el Varas, les enseña a caminar a pesar de las ampollas y las quemaduras que sufren la mayoría.

Ya en Santiago todos lloran, comprueba Juan Carlos, el Zapatones: acaba el Camino a Santiago pero empieza el verdadero camino.