Callejeros patrulla en 'Guardia de noche'

cuatro.com 07/12/2011 17:42

“Según voy andando por La Rambla hago una lectura de todo lo que ocurre a mi alrededor”. Quien así habla es el Cabo Vadillo de la Guardia Urbana de Barcelona, mientras patrulla de noche y de paisano por las calles del centro de la ciudad. Tiene 36 años y lleva once años en este Cuerpo, que es como la Policía Municipal de cualquier otro municipio de nuestro país. Vadillo siempre ha prestado sus servicios en el turno de noche.

Sobre las diez de la noche, comienza la jornada y la patrulla de paisano de la Guardia Urbana baja hasta la boca de Metro. Aquí sorprenden a un grupo de jóvenes carteristas. Se sitúan junto a los tornos de entrada y se pegan literalmente a sus víctimas. Ante cualquier movimiento brusco aprovechan para robar las carteras o bolsos sin que nadie se percate de lo ocurrido. Los jóvenes son detenidos y llevados a Comisaría. Pero a los pocos minutos regresan al suburbano y delante de nuestra cámara vuelven a robar con el mismo “modus operandi”.

El Cabo Vadillo viste de paisano: vaqueros, zapatillas, una camiseta y su inconfundible gorra. A veces, incluso, su disfraz va un poco más allá “aquí te conocen hasta andando de espaldas”. Vadillo se ha puesto una venda en el brazo y unas llamativas gafas para pasar más inadvertido. “Estoy seguro de que así me reconocen antes los delincuentes que mi propia madre”.

Su objetivo ahora es camuflarse entre los viandantes para llegar hasta un grupo de “trileros”. Desde las cámaras de seguridad en Comisaria los agentes nos detallan cómo actúan estos estafadores. “Están perfectamente organizados. Alrededor una serie de aguadores, avisan si detectan a la Policía. Y junto al juego los cómplices hacen su papel de gancho para que las víctimas caigan en la trampa”.

La noche continúa para los agentes de la Guardia Urbana. Vadillo interviene en un conflicto entre un vecino y el dueño y los clientes de un bar por un asunto de ruidos. Tras un momento de tensión el Cabo actúa, con gran diplomacia, como árbitro para solucionar el conflicto. También se interviene contra la venta ambulante en La Rambla. La irrupción de los agentes provoca la estampida de los vendedores que huyen por los pasillos del Metro. “Solo un detenido por venta de artículos falsificados, al que se le aplicará una falta administrativa”, nos confirman los agentes.

Vadillo y sus compañeros apoyan también a los agentes que realizan un control de alcoholemia. “Nos situamos a unos metros de distancia para poder observar si algún coche intenta evitar el control”. A los pocos minutos localizan un vehículo sospechoso que circula marcha atrás. Conduce una mujer que se resiste a realizar la prueba del alcoholímetro. Tras ser advertida reiteradamente por los agentes de su actitud negativa de colaboración el resultado es sorprendente: “triplica la tasa permitida y es detenida”, confirma el agente.

A lo largo de la noche Vadillo nos presenta al mejor experto carterista en la técnica conocida como “el Ronaldiño”. El delincuente nos explica, mientras se come una hamburguesa, y con todo lujo de detalles en qué consiste este regate de piernas hasta conseguir la cartera, el móvil o la cadena de oro que la víctima lleve al cuello. Pero Vadillo le pregunta cuántas carteras roba por noche y cuántas veces es detenido por la Guardia Urbana. “Dos o tres veces de 15 no está nada mal. El porcentaje es bueno. Creía que éramos peores”.

“Soy el Jefe de La Rambla”. Así se nos presenta un joven de nacionalidad rumana que ha sido detenido por robar la cartera de una joven mientras paseaba por La Rambla. “No me he enterado de nada”, nos dice la joven sorprendida por la rápida intervención de los agentes. En Comisaria “El Jefe de La Rambla” confiesa que ya es amigo de todos los compañeros de Vadillo “todos me han detenido en alguna ocasión”.

La noche está a punto de finalizar, pero aún hay tiempo para que una intervención policial nos sorprenda. En una reyerta entre inmigrantes el Cabo intenta retener a un hombre de color, de gran estatura, que de forma inesperada le lanza varios puñetazos a la cara de Vadillo que no consigue evitar. “Menudo susto, me ha alcanzado la cara”.

“Finalizamos el servicio. Que tengan un buen descanso todos”. Así se despide el Cabo Vadillo de sus compañeros al terminar su turno de noche todos los días.

“Guardia de noche”, es un reportaje de María López.