Callejeros Viajeros: Roma

CUATRO 27/05/2009 12:59

Como en la época de gladiadores, veinte millones de personas visitan cada año el Coliseo romano. Son los mismos que lanzan una moneda a la Fontana de Trevi para volver algún día. "Esperamos tener 20 hijos", dice una pareja de enamorados antes de lanzar el metal al agua. Miles de ellos recorren la Plaza de San Pedro con la esperanza de ver al Papa asomarse a su balcón. "Estoy muy emocionada porque se ha acordado de la gripe porcina que asola México", cuenta una ciudadana azteca.

Decenas de centuriones cobran "tanto como pueden" a los turistas por hacerse una foto. Algunos, de hecho, tienen precio mínimo: 5 euros. "Yo le ofrezco 50 céntimos" dice una mujer. "Pues con eso te vas a usar los lavabos", replica el romano que de su traje ha hecho un negocio. En la Plaza Navona, artistas callejeros sobreviven mostrando su trabajo "aunque haya mucha crisis", lamenta un malabarista vasco. Y una cantante cántabra, un okupa murciano y una indigente gallega descubren la Roma más desconocida, llena de prostitutas y vagabundos que malviven a escasos minutos de la Ciudad del Vaticano. En una acera, un romano monta a dos imponentes transexuales en su todoterreno con la parsimonia de quien lo ha convertido en rutina. "Si quiere hacer el amor, le cobro 50 euros", cuenta una de las dos trabajadoras del sexo antes de subir con su cliente.

En la Santa sede del Vaticano ejerce como embajador Francisco Vázquez, ex alcalde de la Coruña, en una residencia oficial de 3500 metros cuadrados. "En este salón del trono, juegan mis nietos con los coches teledirigidos", cuenta con cariño este gallego en Roma. El ex jugador del Real Madrid, hoy en el Roma, Julio Baptista, vive en una de las zonas más exclusivas de la capital italiana con su novia de Ponferrada. Paga 4000 euros por un piso de lujo. Allí junto a su madre, pincha música brasileña en su pequeña sala de música, mientras a su madre se le escapan los pies bailando. Cuando van de compras, -se casa el ex defensa del Real Madrid Roberto Carlos-, y hay que elegir vestido, los "paparazzi" esperan apostados a la salida para conseguir la instantánea de un beso. La zona gay se limita a una calle, donde romanos y extranjeros salen "de ligue, aunque haya poca libertad", por ejemplo, un gay del País Vasco ha acudido con una amiga suya lesbiana a conocer gente. "Mañana te cuento cómo me ha ido con este italiano que acabo de conocer", confiesa sin pudor.

En Roma hay 1300 iglesias, y entre sacerdotes, religiosos y monjas, hay 6000 españoles. Cuando asoma el Papa, parejas de recién casados prometen "amor eterno en la ciudad eterna" y peregrinos de toda España sólo quieren rezar. Todos escuchan "Ave César" en la que fuera "capital del mundo": la antigua y moderna Roma, una ciudad que Callejeros Viajeros recorre en coche, a pie y en moto, -sin Gregory Peck ni Audrey Hepburn-, pero con sus reporteros David Moreno y Santiago Trancho.