Análisis de Diablo II Resurrected: resucitar a la bestia fue una buena idea

  • Todo lo que ofrecía el Diablo II original, con sus grandes luces y sus pocas sombras, vuelve desde el mismo infierno para volver a atraparnos

  • El mejor de los entretenimientos posibles si eres de los que cuenta los días para que llegue Diablo IV

Activision Blizzard es capaz de lanzar doce reediciones, catorce remasters y siete versiones para nuevas consolas de todas y cada una de las entregas ya a la venta de la saga Diablo, antes de anunciar el lanzamiento del esperado Diablo IV. Y en esta táctica de distracción en la que andamos metidos en los últimos años, y antes de que llegue Diablo Immortal a los dispositivos móviles, podemos volver a jugar a Diablo II, la segunda entrega que salió en el año 2000 y que llega ahora, renovada de la mano de Vicarious Visions.

Y ya podemos decir que esta versión restaurada es una fantástica manera, tal vez la mejor, de conseguir que la espera para la llegada de Diablo IV se nos haga más amena. Este Diablo II: Resurrected nos devuelve la experiencia original del famoso action RPG, un videojuego mítico que lo cambió todo y que tiene un espacio en nuestro corazoncito de jugones.

El mismo Diablo II, para lo bueno y para lo malo

Si has estado encerrado en un búnker anti-nuclear los últimos 20 años, tenemos que contarte que Diablo II era un action RPG directo, salvaje y diabólico con una perspectiva isométrica y una delirante historia de ángeles y demonios, el bien y el mal absoluto, luchando sobre una tierra de fantasía medieval cargada de héroes y criaturas de todo pelaje.

La versión ‘resucitada’ por Vicarious Visions no cambia nada, o casi nada, a nivel jugable. Diablo II Resurrected sigue teniendo los mismos niveles y los mismos controles que entonces. Y los controles son un pequeño dolor de cabeza en la versión PC, precisamente por no actualizarse (y es que ya estamos acostumbrados a los más modernos de Diablo III). Esos controles hacen que no estén a mano más que un puñado de habilidades y el resto aparezcan escondidas en otras pestañas. Eso sí, en la versión de consola (nosotros hemos jugado a la de Xbox) si que todo está más a mano gracias al mando de control.

La misma historia de entonces y la misma exploración de mazmorras vuelve a atraparnos irremediablemente, y lo hace con el mismo doblaje al castellano que disfrutamos hace dos décadas. Volver a ponernos en la piel de las siete clases disponibles nos permite aprender sus habilidades y modificar sus atributos, ir subiendo de nivel y recogiendo y atesorando el mejor equipo posible. Y en Diablo II en el equipo está la clave principal para avanzar con paso firme a través de sus capítulos. Eso sí, el alijo se ha ampliado y ahora tenemos más espacio para acumular equipo.

Eso sí, se echa en falta algún tutorial nuevo que echase un cable a los jugadores nuevos que no se enfrentaron a Diablo II en su momento. Y los menús de inventario, habilidades y demás son feos y aburridos como lo eran entonces y la gestión del equipo es igual de exasperante que hace dos décadas. Rebosarás equipo a los cinco minutos de salir de expedición y tendrás que volver al campamento siempre que puedas, como una mula de carga, para dejar el excedente en e tu alijo si no quieres abandonarlo en medio de los niveles.

Eso sí, el alijo es más grande y ahora se ha modificado cómo los objetos caen al suelo, lo que hace que su recogida sea mucho más sencilla. Además, el oro se recoge de forma automática pasando por encima, un cambio que facilita mucho la vida.

Nuevos gráficos, nuevo Diablo II

Todo es igual, pero nada se ve como se veía entonces. El trabajo de Vicarious Visions ha echado todo el trabajo donde debía, en el apartado técnico. Los gráficos están actualizados de manera fabulosa, con un trabajo genial de actualización de todos y cada uno de los diseños: los modelados de los personajes, los escenarios, las texturas…. Que se han respetado al máximo, pero se han actualizado con mucho gusto y parece un juego completamente moderno. Y como suele ser costumbre en este remaster, se puede cambiar a los gráficos originales con pulsar un botón (y comprobar el radical cambio gráfico). Y la banda sonora sigue siendo maravillosa.

También ha llegado nuevo la opción de crear personajes de manera online y de manera offline. Cada jugador puede decidir entre estas opciones. Además, ahora se crean salas online para invitar a amigos de manera mucho más sencilla.

En definitiva…

Diablo II es un juego mítico, un título que asentó una manera de hacer las cosas, que casi podemos decir que creó un género propio, que se ha copiado hasta la saciedad con mayor o menor éxito. Puede que su historia y su jugabilidad tosca y densa no te convenciera hace 20 años. Si es así, tampoco te gustará esta reedición, ya que respeta al máximo el alma del original y sólo renueva su apartado técnico para adaptarlo al siglo XXI.

Eso sí, si te gustó en su momento vas a disfrutar como un enano recordando todos sus niveles, personajes y enemigos. Y si no lo jugaste pero disfrutaste con Diablo III y te encanta le género, tienes que experimentarlo. Y ahora con esta resurrección es el mejor momento.