Análisis de Metal: Hellsinger, un shooter diabólico a ritmo de heavy metal

  • Este shooter rítmico nos invita a eliminar demonios siguiendo el compás de atronadoras piezas de puro metal

  • Un FPS endiabladamente divertido y bien construido que invita a no parar de sacudir la melena

Si el mando de control de nuestra PS5 o Xbox Series X, o lo que utilicemos para jugar en PC, pudiera controlarse con una sola mano, en nuestras partidas a Metal: Hellsinger tendríamos la otra levantada bien alto y mostrando unos poderosos cuernos con los dedos estirados hacia el cielo mientras jugamos. Sin duda, sería la manera ideal de jugar a este FPS, donde la épica banda sonora metalera es mucho más que un recurso para ambientar la acción. De hecho, lo es todo, porque ser capaces de seguir su ritmo y completar todas sus líneas melódicas es el camino hacia la supervivencia en este viaje a los siete infiernos.

Metal: Hellsinger ya nos venía poniendo las orejas de punta desde hacía mucho tiempo, y es que sus desarrolladores de The Outsiders han estado mostrando muchos detalles del juego a lo largo de su desarrollo, enseñando mucho de lo que estaban haciendo a la comunidad, que ha seguido el proyecto con mucha expectación. No en vano, el juego fue nombrado el título más esperado de PC de este año en la pasada Gamescom 2022 en Colonia. Y tengo que decir que las expectativas se han cumplido y con creces. El juego es frenético, brutal, divertido y muy original. Espera todo lo mejor de un FPS salvaje heredado de Doom con la chispa de la música metal como gameplay vertebral del juego. ¡Y qué chispa!

Prepárate para dislocarte el cuello moviendo la melena adelante y atrás, levanta tu puño al aire y sigue el endiablado ritmo de doble bombo con el pie… nos vamos a los siete infiernos.

Cuestión de ritmo

Como ya seguro que sabes, no estamos ante un FPS convencional sino ante un shooter rítmico. Aquí no sólo importa apuntar y disparar, sino apretar el gatillo en el momento justo, siguiendo los golpes rítmicos de la música. No es el primer videojuego que lo hace, pero sí que es el primero que ha creado una banda sonora de puro heavy metal moderno con la colaboración de algunas de las mejores voces del panorama actual. El resultado es pura dinamita, pero vayamos al lío: ¿cómo diablos funciona esto? (nunca mejor dicho).

El juego, como buen FPS diabólico, irá poniendo en nuestras manos nuevas y devastadoras armas de todo tipo para ir eliminando demonios: pistolas, escopetas, ballestas, guadañas y demás, que se unirán a una espada para las distancias cortas y una calavera muy mal encarada que, además de arma mística que dispara bolas de fuego, sirve de narrador de la historia que nos ocupa. Para apuntar con todas ellas tenemos una mira en medio de la pantalla que sirve para algo más que no errar el tiro, ya que unos indicadores sobre ella van marcando el ritmo y nos indican cuando disparar. Aquí hay que apretar el gatillo justo en el momento que el batería de la canción le pega al bombo, y si fallamos el daño infligido será mucho menor (o prácticamente cero cuando nos enfrentamos a demonios de alta graduación). Así que no queda otra que poner bien alto el volumen de la música (preferiblemente con auriculares) y dejar que el ritmo de los temazos se nos meta en el cuerpo.

Al principio puede parecer algo difícil, y sin duda lo es, pero a medida que vamos avanzando y dejando que la música nos vaya meciendo y marcando todas nuestras acciones, vemos que la magia del metal empieza a fluir en nuestros dedos. Sin duda, ayuda muchísimo marcar el ritmo con un pie o, como yo he terminado haciendo, con la cabeza. Ni que decir tiene que es fundamental, antes de comenzar a jugar la partida, calibrar el mando de juego como en todo título musical. Aquí ajustaremos los milisegundos de diferencia entre los pulsos de la música en nuestra TV y los pulsos de las imágenes en pantalla.

El tutorial del juego, que nos cuenta la historia de nuestra protagonista, ‘La Extraña’, y cómo se rebela contra los demonios para recuperar la voz que le ha sido arrebatada, es el escenario ideal para ir interiorizando este curioso gameplay. En el juego, todo tiene que hacerse al ritmo perfecto de la música, tanto disparar, como recargar nuestra arma, esquivar, saltar o realizar un dash efectivo hacia cualquier dirección. Clavar el ritmo otorga recompensas inmediatas y os aseguro que vamos a necesitarlas. Por ejemplo, cuando clavamos varios tiros perfectos, se nos permite realizar una ejecución (que también hay que clavar en su debido tempo). Si la completamos, aparecen fragmentos de la piedra que puede llenar nuestra barra de vida.

Pero, además de añadir una complejidad extra a este shooter y un original elemento de gameplay que requiere de cierta habilidad, la música y la obligación de actuar a su ritmo obra una poderosa magia. Todo en el juego está diseñado para que, de verdad, se sienta el poder que otorga dominar el ritmo de juego. Los poderosos temas de heavy metal de su banda sonora (uno por cada uno de los siete infiernos que tenemos que visitar) van ganando en complejidad (añadiendo pistas de audio) a medida que mejoramos nuestras estadísticas de acierto y nuestras rachas de asesinatos.

El juego cuenta con un indicador de rabia, que podemos ir aumentando a medida que encadenamos asesinatos perfectos y aumentamos el porcentaje de acciones al ritmo. También podemos aumentarla recogiendo una power ups repartidos por el juego. Según multiplicamos nuestra rabia (por 2, por 4, por 8…) vamos desbloqueando pistas de la canción que nos acompaña: así vamos desbloqueando algunas guitarras rítmicas machaconas o un poderoso riff que mejora la partitura. Cuando logramos desbloquear el máximo el nivel de rabia, x16, desbloqueamos la pista de la voz, logrando una ambientación épica y un nivel de recompensas y habilidades a tope.

Esas voces que tanto cuesta desbloquear, han sido grabadas para el juego por algunos de los mejores cantantes de la escena metal de la actualidad como el mítico Serj Tankian de System of a Down, Matt Heafy de Trivium), Mikael Stanne de Dark Tranquillity, Randy Blythe de Lamb of God, Alissa White-Gluz de Arch Enemy o Tatiana Shmailyuk de Jinjer.

Siete infiernos, siete desafíos

La Extraña, acompañada por esa parlanchina calavera con la voz del actor Troy Baker (Joel en The Last of Us) quiere recuperar su voz, arrebatada por la Gran Inquisidora (el mismísimo señor del Infierno) y para lograrlo va a aniquilar a todos los demonios que se le pongan por delante a través de siete círculos infernales, cada uno de ellos con distinta ambientación y sus propios enemigos. Al final de cada uno de ellos, tendremos que luchar contra una aparición de la propia Gran Inquisidora y derrotarla para dar paso al siguiente círculo.

El juego es exigente, pero los siete círculos del infierno no tienen una duración muy extensa. Eso sí, las horas de juego se amplían cada vez que superamos un infierno gracias a los tormentos, una serie de tres desafíos que podemos intentar superar cuando queramos. Eso sí, estos desafíos (suelen ser juegos de resistencia a varias oleadas de enemigos con distintos objetivos) nos permiten ganar unas recompensas denominadas sigilos, que nos pueden venir muy bien para enfrentarnos a los siguientes círculos del infierno. Por eso es recomendable intentar superar los tormentos una vez desbloqueados.  

Todo va ganando en dificultad a medida que ascendemos niveles en el infierno y nos acercamos a recuperar nuestra voz y cumplir una antigua profecía. La ambientación es espectacular y la variedad de los enemigos es sorprendente. Ganan en tamaño y dificultad y hay momentos que la cantidad de demonios en pantalla es agobiante. Aquí es donde el juego brilla de manera especial, en espacios enormes de varios niveles verticales, con la necesidad de no parar de correr, saltar (y medio volar batiendo nuestras alas con el doble salto), esquivar golpes y proyectiles de fuego y siguiendo el ritmo de la música atronadora con nuestro gatillo en cada disparo y recarga, mientras de fondo escuchamos la poderosa voz de Alissa White-Gluz de Arch Enemy. Los pelos como escarpias.

A nivel técnico todo ralla a un gran nivel, con un diseño de escenarios y demonios a la altura de la extraordinaria banda sonora que da sentido a todo el juego. Para contar la historia, los artistas del juego han optado por una serie de dibujos 2D animados muy interesantes y la voz de Troy Baker (con subtítulos en castellano) sirve de fabuloso narrador.

En definitiva…

Metal: Hellsinger es un shooter muy divertido que te obliga a interiorizar su gameplay asociado al ritmo de la música de manera muy natural e intuitiva y que consigue, aunque no te gusten especialmente estos juegos, picarte desde el minuto uno. Si encima te gusta la música metal, el título es una bendición (o una maldición, mejor dicho). Cuando tus dedos y tu ritmo interno se alinean con el ritmo de juego todo fluye y puedes notar cómo todo tu cuerpo alcanza ese ‘momentum’ típico de otros títulos arcade. Puedes sentir cómo tus pulgares, el gatillo de la ballesta de la Extraña y la pesada cadencia del temazo de heavy metal que suena de fondo son todo uno. ¡Brutal!

*Hemos realizado este análisis con una copia de Metal: Hellsinger para Xbox Series X proporciona por Funcom.