Pepa Bueno y Chester se introducen en 'El club de la lucha' de Tejero y Pablo Pineda

cuatro.com 24/04/2015 13:41

Hay batallas que se libran en silencio; otras se dirimen bajo los focos de la opinión pública. Y de ambas saben los invitados de 'Viajando con Chester' de esta semana. Fernando Tejero y Pablo Pineda. Dos actores, queridos por el gran público y acostumbrados a pelear contra todo tipo de prejuicios, propios y ajenos: La lucha por aceptar su homosexualidad, el éxito o la soledad en el caso del primero, y la guerra inabarcable del segundo por romper estigmas asociados al Síndrome de Down. La periodista Pepa Bueno les proponen esta semana un viaje para que su pelea silenciosa se vuelva ruidosa. Chester se suma a “El club de la lucha”, título del programa de este domingo, 26 de abril, que Cuatro emite a partir de las 21.30 h.

Fernando Tejero: “Toqué fondo. No encontraba sentido al levantarme al día siguiente”

Pepa Bueno le define como un “triunfado absoluto”, y no es para menos. Desde que se diera a conocer en cine con “Los lunes al sol”, la carrera de Fernando Tejero solo puede considerarse como meteórica. El inolvidable espetero Fermín de la comedia “La que se avecina” de Telecinco ha saboreado el éxito en pantalla grande (“El penalti más largo del mundo”, “Fuera de Carta”, “La chispa de la vida” o “Días de Fútbol”, que le valió el Goya al Mejor Actor revelación) y en televisión (“Aquí no hay quien viva”). “Cuando dicen que los premios no importan… No importan hasta que no te los dan. Los días que me levanto y pienso ‘Soy el peor actor del mundo’, miro mi estantería y digo ‘Pues tan malo no soy”, reflexiona. Sin embargo, Fernando Tejero también es consciente de que el éxito no es todo. “De repente empiezo a salir a la calle y me conoce todo el mundo. Subo a mi casa con ese marrón, con toda la casa llena de guiones y yo digo: ¿Y a mí quién me hace feliz? Con lo que lo necesito…”.

Fruto de esa necesidad de felicidad, de ser amado, Fernando Tejero atravesó una profunda crisis hace un año que no sólo le llevó a protagonizar titulares en la prensa convirtiendo su homosexualidad en noticia. También Le hizo tocar fondo. “El desamor es muy doloroso sí (…). A mí me hizo salirme del tiesto y de mis casillas, y hacer cosas que yo jamás hubiese pensado en hacerlas (…). En un período muy corto de tiempo, me pasaron cosas dolorosas (…). Toqué fondo. No encontraba sentido al levantarme al día siguiente”.

Pineda: “Mi madre no supo que yo era Down porque no había amniocentesis. Esa prueba ha hecho mucho mal”

Doble licenciado en Magisterio y Psicopedagogía. Ganador de la Concha de Plata al Mejor Actor en el Festival de San Sebastián por la cinta “Yo, también”. Escritor y presentador de televisión. Un currículum destacado el de Pablo Pineda. Sin embargo, una sola palabra basta para marcar la diferencia y convertirlo en extraordinario. Esa palabra es Down. “La gente tiene muy asimilado que el síndrome de Down es una enfermedad y no es verdad (…) Pero esa idea aún cala en la sociedad. Cala que hay grados en el síndrome de Down. Y tampoco es verdad, no hay grados. Hay diferencias, propias de las personas. Igual que tú eres diferente a él. Tampoco veo por la calle a la gente con síndrome de Down, siguen metidos en casa”, explica Pablo.

De esas diferencias habla el actor, y la lucha que supone hacerles frente. Diferencias en el instituto. “En Primero de BUP todo era magnífico. Sin embargo en Segundo todo era del revés. Los chicos y las chicas me ninguneaban. Esa es la palabra exacta, ningunear. ¡Ni caso! Yo a un lado y ellos a otro”. Diferencias en el amor. “Las chicas me dicen esas típicas frases: ‘Es que no quiero hacerte daño’, ‘No quiero hacerte sufrir’… Eso es lapidario total. Somos muy sentimentales, nos basamos en los sentimientos (…) A los chicos normales les dan una segunda oportunidad, con los Down no se permiten el riesgo de probar”.

Si hay una batalla en la que Pablo se muestra combativo, es en la concienciación sobre el aborto. “Yo apelo a la conciencia de las mujeres. Apelo a ellas. Les digo que abortar debe ser la última decisión. Que antes se piensen muy bien lo que van a hacer, que el niño que lleva dentro puede hacerle pasar por experiencias inolvidables (…). Si mi madre hubiera decidido abortar, yo ahora mismo no estaría aquí (…). Ella no supo que yo era Down porque no había amniocentesis. Ese es el quid. La amniocentesis ha hecho mucho mal”.