El pasado jueves 23 de junio se vivió un momento de gran tensión durante los Mundiales de Natación en Budapest. La nadadora Anita Álvarez se desmayó dentro del agua durante sus ejercicios en la final de solo libre de natación artística. Su entrenadora Andrea Fuentes fue la primera en reaccionar, se tiró a la piscina y la rescató.
Tras este suceso, los socorristas han sido señalados por su inacción y se han defendido alegando que el reglamento no les permitía intervenir si los jueces no les dan su consentimiento. La Federación Internacional de Natación (FINA) dice que se debería revisar la normativa.
Debido a la polémica el comité organizador se ha visto obligado a emitir un comunicado donde explica sus estrictas normas, "las reglas extremadamente estrictas de la FINA determina cuándo pueden intervenir los socorristas", han asegurado.
Javier Muñoz, Director de Escuela de Socorrismo, ha querido dar su punto de vista sobre lo sucedido en Budapest. Por un lado, ve muy grave que tuviera que esperar a que el juez le diera permiso, "el socorrista se tenía que haber tirado", ha asegurado, prevalece la vida ante todo.
Pero por otra lado, ha defendido la actuación de su compañero en el rescate, "tiene razón el socorrista. Lo primero en estos casos es colocar la cara de la víctima hacia arriba para abrir las vías respiratorias. Si se pone de lado es más complicado estabilizar el cuerpo y puede acabar metida en el agua", ha apuntado Javier Muñoz.