Citas First Dates

El despiste final de una soltera en ‘First Dates’: cuando todo fluye tanto en la cita que no encuentras la salida

La cita entre Rosa y Miki en 'First Dates'. cuatro.com
Compartir

Rosa, 50 años, modelo senior y vecina de Barcelona, llegó a ‘First Dates’ con las ideas muy claras. Romántica, idealista y convencida de que el amor sigue existiendo, confesó que su gran ilusión es compartir la vida en pareja con un auténtico gentleman.

Tras una vida marcada por una educación tradicional y relaciones que limitaron su vocación, decidió apostar sin complejos por la moda y seguir desfilando a los 50. “Cada uno tiene que hacer lo que le haga feliz”, dejó claro nada más sentarse.

PUEDE INTERESARTE

Miki entra en escena… y saltan las chispas

Su cita fue Miki, 45 años, funcionario de Lleida, un hombre sensible, educado y en busca de belleza, justicia y equilibrio. Nada más verse, la conexión fue evidente.

A Rosa le pareció “muy atractivo y muy majo”, y él quedó impresionado por su figura, su elegancia y su sonrisa. Además, la distancia no era un problema: Barcelona y Lleida están “cerquita”, como ellos mismos celebraron.

PUEDE INTERESARTE

La conversación fluyó con naturalidad y los dos congeniarion a la perfección. Hablaron de hijos, ambos con experiencia familiar, de vino, de catas y hasta de la posibilidad de estudiar sumillería.

Pero si hubo un momento especial fue cuando apareció Enrique Bunbury como nexo inesperado. Entre sonrisas y miradas cómplices, ambos reconocieron haber sentido feedback y una química que iba más allá de la mesa.

El momento ropero: nervios, risas… y confusión

Justo cuando todo parecía encaminarse hacia una despedida elegante, Rosa protagonizó el momento más comentado de la noche. Al despedirse de los camareros y visiblemente nerviosa, estuvo a punto de salir… ¡directamente hacia el ropero del restaurante!

“¡Que te vas al armario!”, avisaron entre risas las camareras, mientras ella reconocía, divertida, que se quería quedar allí un poco más.

La decisión final

Llegado el momento de la decisión final, no hubo sorpresa. Rosa aceptó una segunda cita “porque le salió del alma”, destacando lo simpático, educado y fácil que había sido hablar con Miki.

Él no dudó ni un segundo: la definió como elegante, atractiva y con buena conversación. ¿El plan? Irse juntos a un concierto de Bunbury.