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Miles de personas se manifiestan en Sevilla contra los fallos en los cribados de cáncer de mama: "Queremos vivir"

Manifestación en Sevilla contra los fallos en los cribados de cáncer de mama. Noticias Cuatro
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Miles de personas, en su mayoría mujeres, han participado en una concentración frente al Palacio de San Telmo, sede del Gobierno andaluz en Sevilla, para protestar por los fallos en el sistema de cribados del cáncer de mama en Andalucía bajo el lema 'La vida no puede esperar', tal y como informa en el vídeo Marta Manchón.

Las manifestantes se han concentrado frente al Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, cuyas inmediaciones se han llenado de globos rosas y pancartas con mensajes como “Queremos morir de viejas, no de cáncer”.

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Han protestado contra la gestión del presidente Juanma Moreno, que, según denuncian, dejó a más de 2.000 mujeres sin conocer los resultados de sus pruebas diagnósticas, en una enfermedad en la que actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Cristina Medina: "Estamos porque queremos vivir"

“Hoy estoy aquí como superviviente de cáncer de mama. No estamos aquí por política. Estamos porque queremos vivir, no sobrevivir”, ha clamado la actriz Cristina Medina.

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Una de las mujeres afectadas, Anabel, fue operada hace apenas una semana. Cuentan que le han quitado la mama y lamentan que si eso se hubiera detectado a tiempo, no habría pasado.

Los manifestantes aseguran que esta situación ha destapado los recortes y las privatizaciones en la sanidad andaluza a manos del PP.

“Una supervivencia política no puede estar por encima de la supervivencia humana. Es lo más terrible que le ha pasado al pueblo andaluz”, señala Ángela Claverol, presidenta de la asociación Amama.

La movilización llega pocos días después de que se abrieran dos investigaciones: una en la Fiscalía Superior de Andalucía, que analiza los fallos en el programa de cribado, y otra en la Fiscalía de Sevilla, que investiga el supuesto borrado de historiales médicos.

Según el diario El País y CCOO, el Hospital Virgen del Rocío habría ordenado no avisar a las mujeres con diagnósticos no concluyentes tras la instalación de un nuevo programa informático. Mientras tanto, desde el Servicio Andaluz de Salud se niegan las acusaciones.  

Las afectadas reclaman saber los motivos de los fallos, el número real de personas afectadas y que se depuren responsabilidades.

Pilar y María del Mar, dos de las afectadas por la crisis de los cribados

Pilar Benitez, de Cádiz, ha acudido a la manifestación de Sevilla. Es una de las mujeres sufrió los errores en los cribados de la comunidad. “Yo creo que siempre hablamos de detección precoz. Pues la detección precoz, en este caso, no sirve para nada”, dice.

Su historia es como la de muchas otras mujeres. Le tocaba revisión anual, pero nadie le comunicó que tenía cáncer hasta que ella misma detectó un bulto. Pasaron siete meses. Cuando la operaron, el tumor había crecido y su recuperación se complicó: “Hasta que me operan, pues ya el tumor no es de 1,5, sino de 2,1. Con lo cual el escenario ha cambiado. En vez de ser solamente radioterapia, como me indicaban, ahora es quimioterapia”.

María del Mar también acudió a las pruebas rutinarias. “Me la hacen, a mí no me comunican nada, y empiezo a ver a los meses que hay compañeras de mi misma edad, del trabajo y de fuera del trabajo, que se habían hecho la mamografía y habían recibido un informe o alguna notificación diciendo que estaba todo bien”, cuenta.

Al año, a través de una compañera del hospital, se entera de que tenía un bulto y que el resultado había sido dudoso. “¿Esto cómo es? ¿Cómo que no me han avisado? Pues imagínate”, recuerda.

Había que hacerle otra prueba y volvió a sufrir una nueva negligencia. “Si no pasa todo esto y empezamos a reclamar la cita, no me hubieran llamado para seguir la ecografía de control, una vez que ya me habían detectado que había algo que era principio benigno y que podía pasar a maligno”, cuenta María del Mar, cuya ecografía finalmente descartó malignidad.

Ambos casos son parte de las más de 2.000 mujeres que pusieron su salud en manos de una sanidad pública que, por fallos en los cribados, pudo haberlas sentenciado cruelmente.