Desmantelan una red criminal que falsificó 3,5 millones de pilas en Madrid: hay seis detenidos

Los delincuentes enmascaraban su actividad utilizando como tapadera una fábrica de ambientadores
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FuenlabradaLa Policía Nacional ha desmantelado en Madrid una red criminal que falsificó 3,5 millones de pilas de marcas muy conocidas en el polígono de Cobo Calleja de Fuenlabrada. Las fabricaban en un taller clandestino de Portugal y luego las trasladaban a tres naves de Yunque, en Toledo. Allí falsificaban las etiquetas para que parecieran originales.
Los delincuentes enmascaraban su actividad utilizando como tapadera una fábrica de ambientadores. En apenas dos meses, produjeron tres millones y medio de baterías que iban a colocar en el mercado, un peligro de salud pública.
La organización era capaz de fabricar hasta 30.000 unidades de pilas al día
Se trata de la mayor intervención desarrollada en España de este tipo de productos en la que no solo se ha incautado el material falsificado sino las máquinas de producción para realizar esas falsificaciones. Los sospechosos, seis personas de origen asiático, vieron la oportunidad con el apagón del 28 de abril y adquirieron maquinaria de última tecnología en China.
La Policía Nacional acabó adelantándose e intervino la mercancía. Los agentes localizaron 35 pales de papel de fumar, 12 millones de cartas de juego falsas, tabaco de liar y mecheros, entre otros productos. La organización era capaz de fabricar hasta 30.000 unidades de pilas al día. Es la mayor aprehensión realizada de este tipo hasta la fecha a nivel mundial.
Todo el trabajo era realizado por ciudadanos que residían en la propia nave
La investigación se inició el día 28 de abril cuando se tuvo conocimiento de que se estaban fabricando y distribuyendo productos falsificados. Las pesquisas policiales permitieron averiguar que ninguno de los productos que fabricaban cumplía con la normativa vigente por riesgo de explosión o incendio. Todo el trabajo era realizado por ciudadanos que residían en la propia nave, elevando la dificultad de ser detectados.
Para no levantar sospechas, aprovechaban el movimiento propio de los polígonos industriales para normalizar el flujo de la comercialización. Así, diseñaron una habitación entre las dos naves utilizadas que amortiguase el ruido generado por la maquinaria y que les permitiese permanecer ocultos.
Las seis personas han sido detenidas por la presunta comisión de delitos contra la propiedad intelectual, contra la salud pública por el riesgo que suponía su distribución al poder producir quemaduras o erosiones y contra el mercado. Ya han sido puestas en libertad tras comparecer ante el juez. Son la última cadena del eslabón, por lo que la operación continúa abierta.
