Educación

Antoni, un sastre gironés que no pudo estudiar de joven, deja toda su herencia al instituto del pueblo

Antoni, el sastre gironés que no pudo estudiar en la posguerra y ahora deja toda su herencia al instituto del pueblo
Así reaccionaron en el centro educativo. IMAGEN: Didac García, Arnau Quiñones
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GironaEl Instituto Antoni Busquets i Punset, en la localidad gironesa de Sant Hilari Sacalm, ha recibido una cuantiosa herencia. Son los ahorros de Antoni Rosell, un vecino del pueblo, sastre de profesión, que falleció hace cuatro meses. Su deseo era que los jóvenes siguiesen estudiando después del Bachillerato, algo que él, como toda una generación, nunca pudo hacer, informa Marina Pérez en el vídeo.

En el centro han recibido la donación con los brazos abiertos y la repartirán en forma de becas. Para acceder a ellas, los alumnos tendrán que garantizar su intención de seguir formándose una vez acaben su etapa en el instituto.

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Nunca pudo estudiar y no quería que nadie pasase por lo mismo

A Antoni, la miseria de la posguerra le arrebató la oportunidad de estudiar. “Era una época de penuria económica y sus padres con 12 añitos le llevaron a trabajar”, relata Judit Rosell, su sobrina. Comenzó como aprendiz de sastre y acabó trabajando para casas de alta costura. Así labró su fortuna, pero sus objetivos estaban lejos del lujo. Años antes de morir ya lo tenía claro: “Su objetivo era que ningún chico del pueblo se quedase sin estudiar por el mismo impedimento que sufrió él”.

Ahora, ha donado todos sus ahorros, su herencia, al instituto de su pueblo, Sant Hilari Sacalm. El director, Josep Broch, se ha mostrado inmensamente agradecido y ha asegurado que la intención de Antoni se mantendrá en el uso de los fondos: "Se emplearán en ayudar económicamente a alumnos brillantes para que puedan hacer estudios universitarios".

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El dinero será repartido en becas

La aportación irá destinada a cuatro becas anuales de 5.000 euros. Una para el mejor expediente y tres para los alumnos que demuestren un mejor nivel de catalán. Los estudiantes creen que este gesto les incentiva y aseguran que el dinero es bien recibido. "Es un antes y después en querer motivar a los alumnos para que estudiemos más y nos concentremos más”, afirma Adrià Barbeiro, que cursa Bachillerato en el centro.

El único requisito para acceder a la cuantía es acreditar que van a seguir estudiando después del Bachillerato, como Antoni querría. Algo indispensable para labrarse un futuro. La noticia también ha llegado a oídos de Jordi Rotllant, el alcalde. Cree que es “un orgullo ver que hay vecinos con esa sensibilidad hacia los jóvenes del pueblo”. Jóvenes como el que un día fue Antoni y que esta vez sí tendrán la oportunidad de cumplir su sueño.